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M. I.
Sábado, 4 de octubre 2014, 23:35
Por coincidencia en el nombre, existe cierta confusión entre Diego López de Haro 'El Bueno' (c. 1152-1214) y su bisnieto Diego López V de Haro (1250-1310), apodado 'el Intruso', señor de Vizcaya y fundador de la villa de Bilbao en el año 1300.
Durante el siglo que trascurrió entre los mandatos de bisabuelo y bisnieto, la Casa de Haro sufrió innumerables avatares, la mayoría fruto de la rivalidad entre las familias de la nobleza castellana que pugnaban por ostentar el poder. Así, tras la muerte de Diego López II de Haro, su figura sufrió todo tipo de ataques, propiciados por el clan de los Lara, que se hizo cargo de la regencia de Enrique I de Castilla. De ser apodado 'el Bueno' en vida, el noble najerino pasó a ser denominado 'el Malo' en las reseñas históricas de la época, incluso por parte del cronista Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, que lo había conocido en vida.
En el medievo, ademas de las crónicas históricas, que siempre se inclinaban hacia la mano que les daba de comer, la buena y mala fama de los personajes ilustres era modelada por los poderosos a través de los trovadores de corte y de los juglares que alegraban villas y ciudades con sus canciones.
Con estas armas de la palabra, le atribuyeron a don Diego cierta responsabilidad en la derrota de Alarcos (1195), dolorosa batalla para Alfonso VIII y las huestes cristianas. En respuesta a estos bulos, escritores favorables a los Haro fabularon a finales del siglo XIII la historia de la 'Judía de Toledo' -llevada al teatro por Lope de Vega en 1617-, los amoríos del monarca con una bella hebrea, pecado que desencadenó el desastre de Alarcos.
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