

Secciones
Servicios
Destacamos
DANIEL ROLDÁN
Domingo, 20 de julio 2014, 00:34
Los responsables de urbanismo y de señales de los ayuntamientos españoles van a sufrir verdaderos quebraderos de cabeza para saber dónde pueden colocar los soportes de publicidad. Porque el Gobierno ha planteado, dentro de su primer documento de trabajo sobre la futura ley del alcohol, que en las cercanías de los colegios e institutos no haya ni rastro de cualquier anuncio de una bebida con alcohol. La línea roja se situaría en los cien metros, aunque se deja la posibilidad a que los consistorios, si lo desean, amplíen la zona prohibida.
Todo un reto para los responsables municipales ya que deberán estudiar la zona de influencia de los centros de estudios, ver si se juntan con otros colegios, qué partes quedan al descubierto y si, dentro de las normas locales, es posible colocar los anuncios correspondientes. También se quiere acotar la publicidad en la televisión y retrasar la emisión de bebidas con alcohol hasta el comienzo del 'prime time' o incluso acercar la hora hacia la medianoche. Sí que se descarta la prohibición total como ocurre en Francia.
Unas ideas que a las sociedades científicas les parece un buen comienzo, aunque se quedan cortas en sus aspiraciones. Para algunos profesionales médicos consultados por el departamento de Mato, el borrador es una propuesta de «mínimos» que evita la confrontación con los sectores más reacciones al cambio legislativo, como las industrias vinícola y cervecera. «Lo que habría que hacer es suprimir toda la publicidad que existe sobre el alcohol», asegura el doctor Antoni Gual, jefe de la Unidad de Alcohología del Hospital Clínic de Barcelona.
Una supresión publicitaria para todo tipo de alcohol, incluido el vino y la cerveza, que pone los pelos de punta a los bodegueros y a las comunidades donde el vino es un factor económico fundamental. El presidente de La Rioja, Pedro Sanz, ha llegado a afirmar que Ana Mato le ha asegurado que sin un acuerdo con el sector «no habrá ley». Precisamente este punto fue el que echó abajo el último intento por hacer una ley que impida a los menores tener un acceso más fácil al alcohol. Fue impulsado por el primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. La entonces ministra de Sanidad, Elena Salgado, planteó un cambio drástico en la normativa, subiendo la edad mínima de ingesta etílica hasta los 18 años (no la tenían todas las comunidades), prohibiendo la publicidad en los medios de comunicación y restringiendo su venta en instalaciones deportivas o al aire libre. Posterioremente, el texto se suavizó, salvo en un punto: el vino y la cerveza se equiparaban a la ginebra o el vodka.
Educación
Salgado negoció con el sector, pero el acuerdo fue imposible. La ministra guardó en el cajón el proyecto el 21 de febrero del 2007. «Si excluimos el vino de una ley para proteger la salud de los menores por tener entre 10 y 12 grados de alcohol, deberíamos sacar también las bebidas con menos grados, como la cerveza o la sidra. Eso significaría excluir a más del 70% de las bebidas alcohólicas de la ley», explicó entonces Salgado para argumentar la retirada del proyecto.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Horarios, consejos y precauciones necesarias para ver el eclipse del sábado
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Destacados
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.