Los Jandilla se rebelan contra su fama

Sólo en la Cuesta de Santo Domingo, dos de los astados miraron hacia los corredores, pero al contrario de lo que sucedió ayer, en ningún momento embistieron. El resto de la carrera lo hicieron de forma absolutamente hermanada y tranquila. Incluso el trote tampoco fue excesivamente veloz, lo que permitió apreciar preciosas carreras entre los corredores sobre todo de Estafeta. A lo largo de esta calle se vio una de las imágenes más bonitas de estos encierros cuando cuatro toros corriendo a la par ocupando buena parte de la estrecha calle. Esto hizo que numerosos mozos pudieran ponerse delante de las astas y consiguieran aguantar varias decenas de metros.

Tan sólo al final del tramo de Telefónica, llegando ya al callejón se vivieron momentos de tensión cuando varios mozos se cayeron delante de los morlacos. Incluso el quinto toro enganchó a un corredor de la camiseta, aunque el cuerno no llegó a coger carne.

A pesar de la relativa tranquilidad, toda la tranquilidad que puede ofrecer un encierro de toros, siete personas tuvieron que ser trasladadas a los centros hospitalarios de la capital navarra. El más grave de los siete es A. P. P., de 34 años y vecino de la localidad malagueña de Gaucín, que sufre una luxación en el hombro derecho. Los otros seis trasladados tienen pronóstico leve.

Son el vecino de Nueva York, B. K. O., de 48 años, que sufrió un traumatismo craneal leve en la zona de Telefónica, pero las 9.15 ya fue dado de alta. La misma herida la sufrió una joven, de iniciales E. G. C., de 19 años y vecina de Onteniente (Valencia). El escocés A. R., de Paisley y de 46 años, también sufrió un traumatismo craneal leve en la zona de Mercaderes.

Otras tres personas fueron trasladadas por otro tipo de contusiones, todas de carácter leve. El vecino de Leganés (Madrid) J. C. S., de 38 años, sufrió una contusión facial leve en la Cuesta de Santo Domingo. I. D. B., de 34 años y vecino de Villamediana de Iregua (La Rioja), padece un traumatismo en la rodilla izquierda. Finalmente, J. D. A., de 23 años y vecino de Bilbao, sufrió una herida en la cara.