«La gente se ha hecho dueña de nuestras letras y música»

No lo sé muy bien... Nada sale porque sí: hemos tenido la suerte de coincidir en un proyecto cinco personas con las ideas muy claras y que se querían dedicar a la música, ha habido mucho trabajo, mucho riesgo, muchos kilómetros... Hace dos años que la gente empieza a hablar de Izal, pero antes nos pasamos dos años dando tumbos por toda España, metiéndonos cuatro en un coche con los instrumentos en las rodillas, de pasarlo mal económicamente y preocupar a las familias... Cuatro años después de formar el grupo, haciendo las cosas como creíamos que debían hacerse, parece que lo hemos conseguido. Hemos venido poco a poco y este momento maravilloso no es una mala digestión.

Además del trabajo, un grupo necesita plataformas. ¿Tan importante fue esa actuación en la plaza del Trigo en el Sonorama?

Sí (sonríe). Es uno de los hitos importantes para nosotros: primero fue hace un año llenar la Joy Slava de Madrid con 700 personas; ese en Sonorama es el concierto más comentado de nuestra historia; y llegamos al de febrero en La Riviera de Madrid, que conseguimos llenar con 2.500 personas. Pero todos son pasos... y todos cuentan.

En sus conciertos, el público canta de principio a final todas las canciones. ¿Qué ofrecen para conectar de esa manera con la gente?

¡Vete a saber...! Si lo supiéramos, ¡lo explotaríamos más! (risas). Una de las claves es que expresamos nuestra verdad. que afrontamos la música de manera honesta, sin más artificios. La música es un lenguaje de comunicación y, afortunadamente, la gente se ha hecho dueña de nuestras letras y de nuestra música.

Tras la gira de salas con 'todo vendido', ¿cómo funciona 'Agujeros de gusano', en los festivales?

Como tenemos menos tiempo, intentamos dejar fuera el menor número de canciones que quiera escuchar la gente. Siempre te preguntas qué público ha ido a verte a ti o a otro grupo, pero la gente sigue cantando todos los temas.

Son una banda que cuida mucho el desarrollo instrumental. ¿De qué influencias bebe Izal?

Somos cinco personas que venimos de lugares muy diferentes: desde el flamenco fusión al bajo a tener a un rockero empedernido a la guitarra. Son cuatro instrumentistas de un nivel muy alto y todos aportamos en el estudio y, al final, sale Izal. ¡Nos gusta divertirnos!

¿Y cómo una persona de Telecomunicaciones como usted se adentra en esas letras tan universales?

Desde pequeño me ha gustado escribir y contar historias y, desde la universidad, comencé a componer con criterio con la guitarra.

Después del tan ocupado verano, ¿cuáles son los planes de Izal?

Queremos cerrar la etapa de estos dos discos por todo lo alto con enormes fiestas de despedida. Y el año que viene comenzará a gestarse un nuevo disco, una nueva aventura.