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Tomás Ramírez.
El párroco de Arnedo avisa a Pedro Sanz de que no es bien recibido en su iglesia
IGLESIA

El párroco de Arnedo avisa a Pedro Sanz de que no es bien recibido en su iglesia

Tomás Ramírez publica en la hoja parroquial una dura crítica contra el presidente riojano y el conjunto de los políticos a los que pide que «no asistan a las misas»

ALBERTO GIL

Martes, 1 de octubre 2013, 21:20

Tomás Ramírez, párroco de Arnedo durante los últimos 14 años y anteriormente de Santo Domingo (18 años) y Albelda (otros 12), publicó el pasado domingo en la hoja parroquial de la que se reparten cada semana 800 ejemplares y de cuyo contenido se hace «responsable exclusivo» una contundente carta titulada Cada uno en su sitio, señor presidente dirigida a Pedro Sanz en la que le advierte de que «ya no es bienvenido en nuestra parroquia».

El sacerdote hace alusión en su escrito a las recientes fiestas de San Cosme y San Damián en las que, según su relato, el pasado viernes Sanz le negó de nuevo el saludo después de que un compañero intentase interceder entre ambos: «Sí, ha sido la gota que ha colmado el vaso», explica a Diario LA RIOJA Tomás Ramírez, quien asegura desconocer de dónde parte la enemistad. «Cuando el presidente inauguró la reforma de la residencia de ancianos hace unos diez años recuerda, me negó la mano; cuando le pedí explicaciones lo único que me dijo es que yo no llevaba sotana como los curas buenos y que me metía en política...». «Luego continúa, me he intentado acercar en varias ocasiones que ha venido a fiestas y siempre ha ocurrido lo mismo: ha contestado con un desplante a quien intermediaba, como hace tres años que casi le arranca la mano a un compañero que le pidió que por favor me saludara».

El caso es que Tomás Ramírez lleva seis años sin presidir los actos religiosos en Arnedo, como la eucaristía y la procesión de San Cosme y San Damián: «Siempre he guardado una prudente distancia invitando a otros compañeros a dirigir la misa y, de hecho, este año ni siquiera estuve presente porque me retiré a la sacristía sin celebrar la fiesta de mi pueblo».

El párroco manifiesta públicamente en su carta (sic) que «mientras yo sea quien dirija la comunidad cristiana de Arnedo no será bien recibido en nuestra parroquia si usted me niega el saludo». «No tiene ni pies ni cabeza que un invitado por la familia cristiana entre en la casa de quien es responsable de esa familia y se siente en el salón sin saludarlo; por cierto, después de que él y su séquito hayan desplazado a los rincones al resto de los miembros de la familia, que eso es lo que hacen los numerosos políticos cada vez que se presentan en las fiestas de los pueblos».

Tomás Ramírez no oculta su malestar con la clase política en general a la que también dedica parte de su escrito:«Vamos a poner fin a esta comedia. Por favor, políticos todos y de todos los partidos, quédense en sus casas, o mejor, en sus trabajos; no vayan, por favor, más a las misas de los pueblos, que no es el lugar de los mítines. Trabajen, no pierdan más de un minuto que son muchas las angustias de las familias sin trabajo, sin ayudas, sin pensiones dignas, que han de pagar hasta las medicinas...». «Y, si vienen concluye la recomendación, vengan humildemente como todo cristiano que cree en el Evangelio, salúdense en el momento de la paz aunque sólo sea por educación y para que el pueblo no se siga dividiendo por sus ideas, escuchen la palabra de Dios y no ocupen los primeros puestos. Amén».

Represalias

Tomás Martínez no cree que su actuación tenga represalias. «Muchos párrocos, amigos míos, conocían la carta antes de su publicación y también el obispo porque enviamos las hojas parroquiales». «Hoy [por ayer] estoy fuera y no sé qué reacciones ha provocado, pero lo que tengo claro es que los cristianos tenemos mucho que hacer para cambiar las cosas». «Los políticos son hoy una rémora para los cristianos; se están cebando con los pobres continúa, con los inmigrantes a los que niegan la Sanidad, mientras mantienen abierto el aeropuerto...».

El párroco toma aire antes de pedir al periodista que, por favor, no siga preguntando: «...lo que quería decir está escrito en la carta y creo que con eso es suficiente». Una misiva dirigida a sus parroquianos de Arnedo que, por cierto, despide con una postdata dedicada a los políticos: «Ya sé que acuden a todos los actos populares, paelladas, juegos, chamizos, partidos de pelota, romerías, pero ni la crítica me incumbe. Pero a la Misa, no. Por favor, que sea ya la hora de practicar la sabia laicidad. En eso estoy de acuerdo con el señor presidente: cada uno en su sitio».

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