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JAVIER CAMPOS
Martes, 5 de febrero 2013, 19:01
Un vecino de la zona daba la voz de alarma en la tarde-noche del domingo. Cinco tocones con un diámetro superior a los 70 centímetros y en algunos casos cercano al metro se presentaban ante sus ojos perfectamente alineados junto al vial que transcurre entre el frontón y las piscinas del Adarraga, frente a la Hípica Deportiva Militar de Logroño, justo donde la última vez que pasaba se alzaban varias decenas de metros otros tantos chopos... centenarios para más señas. Su llamada a Diario LARIOJA advirtiendo de la tala era confirmada ayer por el propio Ayuntamiento.
Desde la Concejalía de Medio Ambiente se daba cuenta de tal intervención alegando motivos de seguridad. «Eran árboles muy viejos, de más de cien años de edad y al final de su vida, que al estar secos representaban un riesgo para conductores y peatones al ser frecuente la caída de ramas», explicaba el concejal delegado, Jesús Ruiz Tutor, quien añadía que los peligros aumentaban con cada vendaval. «Incluso alguno estaba partido por la mitad», advertía sumando los problemas que provocaban sus grandes raíces.
Sin embargo, las razones esgrimidas por Ruiz Tutor no han tardado en ser cuestionadas por varios colectivos ecologistas, quienes entienden que podrían haberse adoptado otras soluciones para no proceder a tal arboricidio.
Ayer mismo varios operarios continuaban talando algunos ejemplares más, junto a la entrada del citado club hípico, también en la denominada avenida de la Playa, justo en las proximidades del embarcadero. Talados cinco, un chopo más podía verse podado justo en la esquina mientras la motosierra seguía actuando sobre los otros cinco restantes con la zona perfectamente acordonada alterando el reconocido paisaje urbano.
"¿Por vicio adquirido?"
Desde Ecologistas en Acción de La Rioja se llegaban a plantear si verdaderamente sería por seguridad, enfermedad o «por vicio adquirido». Según su portavoz, Concha Hernani, «en Logroño estamos demasiado acostumbrados a asistir a la tala indiscriminada sin justificación alguna». Es por ello por lo que demandaba que, si de verdad entrañaban riesgos reales, lo mínimo exigible al Ayuntamiento sería replantar entre tres o cuatro árboles por cada uno de los desaparecidos.
Más contundentes se mostraban desde Amigos de La Tierra, quienes directamente señalaban que los chopos no estaban en tan mal estado como quiere hacer creer Ruiz Tutor, sino en parada vegetativa, y veían en la poda una alternativa a la tala. «No deberían escudarse en ramas caídas pues el trasfondo es otro... Se pueden mantener, pero si los han talado ha sido porque han querido», sentenciaba Juan Donaire.
«Más me duele a mí quitar un árbol», se defendía el concejal, quien informaba de que la tala costará 4.500 euros. «Hay un coste, sí, pero también un beneficio por la venta de la madera», precisaba Donaire. «Esa madera no tiene valor comercial», aseguró Ruiz Tutor.
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