El Naturhouse sella en Hungría su pase a cuartos
El Ciudad de Logroño acusa la fatiga y cae con el Tatabanya, pero pasa a cuartos de final
Martín Schmitt
Domingo, 27 de febrero 2011, 10:32
Jugó mal, desconcentrado, de momentos desorientado, fallón de cara a portería, débil en la defensa. Perdió con justicia, pero el Naturhouse La Rioja hizo buena la renta de trece goles que trajo para Hungría y pasó, sin apuros, a los cuartos de final de la Copa EHF. El 30-25 con el que el Tatabanya Carbonex le derrotó muestra claramente la ambición con la que salió a la pista el equipo de Debre y la tranquilidad (y a veces relajación) con la que lo hicieron los hombres del conjunto franjivino.
Porque los húngaros tenían hambre. Querían borrar la humillante imagen que dejaron en Logroño la semana pasada. Y comenzaron con su buen trabajo desde los vestuarios. Aunque la falta de puntería de los de Jota favoreció ese primer esfuerzo local. Jalonados por Mate Halasz, un habilidoso y no muy grande primera línea puede jugar de central y de lateral, el equipo local comenzó atosigando la portería de Gregor Lorger. Sin embargo, el Ciudad de Logroño comenzó a afinar la puntería y permitió que Parra, Garabaya e Ismael Juárez mantuvieras las cosas apretadas. Pero a la falta de acierto que estaba padeciendo a ratos el equipo franjivino se le sumó una hondonada de errores que le costaron caro. Pérdidas de balones, pases a ninguna parte, distracciones en los cruces y malos balances defensivos dejaron al Naturhouse descolocado. Muchos despistes para darle alas a un equipo como el Tatabanya que en su portería tenía a un gran veterano como Gabor Szente, que justificó su buena tarde con 18 paradas, muchas de lanzamientos de Paco López.
El lateral vallisoletano buscó con insistencia la portería rival, pero siempre fue bien neutralizado por los defensas o con buenas intervenciones del cancerbero húngaro. Pese a ello, el correcto trabajo de Ales Silva (que contó con más minutos de los habituales) y de Sasha Tioumentsev dejaron al Ciudad de Logroño todavía con opciones de revertir la situación.
Festival de Halasz
Pero Mate Halasz (autor de diez goles, nada menos) comenzó con su festival particular. El escurridizo jugador cuajó un gran partido y jugó a placer con una defensa que no lograba interrumpir los movimientos húngaros. Y pisó a fondo el acelerador en la recta final del primer tiempo, en donde el Naturhouse empezó a acusar el cansancio de tantos partidos disputados en las últimas dos semanas. Una de las claves del buen juego húngaro fue, entre otras cosas, anular el juego del Naturhouse con sus pivotes, cerrándose en un 6-0 muy cercano a los seis metros. Esto obligó a los visitantes a lanzar desde más lejos, sin demasiadas opciones.
No obstante, al descanso se marchó el conjunto de Jota González sólo con un 14-13 en contra. Todo quedaba abierto, al tiempo que la eliminatoria europea quedaba prácticamente resuelta. Y el Ciudad de Logroño comenzó la segunda parte con más relajación, ahorrando las fuerzas, controlando que el marcador no se marchara demasiado y atando en corto a un Tatabanya que se creció.
Los locales se movieron aún con menos presión que en la primera parte ante un rival que le hacía muy poco daño, tanto en ataque como en defensa. Al igual que al final del primer tiempo, Halasz perforó cuatro veces consecutivas la portería de Lorger, en un comienzo que resultó devastador para los planes de los hombres de Jota, que vieron cómo los locales abrían una brecha casi definitiva, ante el delirio de los aficionados, que en poca cantidad (no superaron los 800) son los responsables de un ruido ensordecedor en el Sporthalle de Tatabanya Carbonex.
Ya con el pase a la siguiente ronda asegurado, Jota González permitió que Filip Kallman, Rok Praznik o Ales Silva jugar más minutos de los habituales. Tampoco hubo suerte, porque la defensa local estaba bien cerrada y los laterales chocaban con bloqueos o buenas estiradas de Szente, que aguó la remontada visitante.
Encima, cuando Halasz no encontraba su hueco para batir a los porteros (Gurutz Aginagalde entró a falta de diez minutos, pero nada pudo hacer para torcer la historia del encuentro) encontraba a sus pivotes desmarcados. De esta forma, Balint Pordan, que en Logroño fue uno de los pocos que dio la cara en el conjunto húngaro, machacó la portería visitante hasta en seis ocasiones.
Con la bocina final, todos contentos: el Tatabanya Carbonex por vencer a un rival que en la ida le había metido una renta de trece goles, y el conjunto franjivino, por pasar a una nueva ronda en la competición europea. Ahora habrá que esperar hasta el martes, cuando el sorteo en la EHF depare la suerte de los riojanos.
Sin embargo, desde ahora la máxima preocupación del conjunto logroñés se llama Arrate. El sábado que viene viajará a Eibar para vérselas con un equipo de su liga particular y tratar de asegurar la salvación.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.