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Diez años jugando juntos, cinco en La Rioja: Isaías y Romero se despiden
Balonmano

Diez años jugando juntos, cinco en La Rioja: Isaías y Romero se despiden

Ciudad Real y Valladolid, dos de los grandes de Europa, esperan a los que han sido referencia del CB Ciudad de Logroño

PABLO ÁLVAREZ | LOGROÑO

Martes, 1 de junio 2010, 12:28

Ángel Romero e Isaías Guardiola cambian este verano de vida. Dejan el club donde han estado cinco años, porque para ellos ha llegado el momento que todo jugador anhela y a la vez teme: el salto a un grande.

Isaías Guardiola jugará el año que viene, y durante los cuatro siguientes, en el Ciudad Real, el mejor equipo del mundo. Y Ángel Romero salta a otro grande, el Valladolid de Juan Carlos Pastor. Les llega el turno de demostrar que pueden ser grandes en esto, lejos de las paredes protectoras del Palacio de los Deportes de Logroño, donde han vivido los últimos cinco años.

«Ahora tengo la sensación de que me voy al extranjero. Y me voy a Ciudad Real, más castizo imposible», ríe Isaías Guardiola. «Tengo la sensación de que me voy a otro mundo diferente al que hemos vivido, y mira que aquí hemos estado bien. Me voy a la estratosfera del balonmano».

Puede que un cambio así intimide. Lo hace, de hecho. Pero tras ya cuatro temporadas en la élite, los dos ya ex-franjivino se han ganado la confianza en sí mismos. «Nos han llamado, han confiado en nosotros porque nos han visto jugar», dice Romero. Así que será por algo: tienen mucho que demostrar, pero ya tienen un nombre. Y allá que se irán, llevándose sin duda muchos recuerdos de la ciudad y del club donde se hicieron mayorcitos. Y muchos recuerdos de un vestuario que es, repiten, muy especial. «El ambiente que hay en este vestuario no lo tiene casi nadie», asegura Isaías.

«Cuando llegamos estaba Ramiro (García) como capitán, y él dijo cómo funcionaba esto», cuenta Ángel. «Funcionar todos igual, llevarnos todos igual, aquí no hay diferencias. En otros vestuarios hay cositas, como que los jóvenes lleven los balones o esas cosas. Aquí siempre hemos sido todos iguales. Y fuera de los entrenamientos estábamos animándonos, siempre juntos en todo lo que pasaba. Eso ha sido muy importante».

Y aunque han pasado cinco años, «dentro del vestuario no ha cambiado nada», recuerda Isaías. «Ramiro impuso esa política de cómo llevar el vestuario, y Gurutz continuó con lo mismo.

Y ha funcionado muy bien. Jota nunca se ha metido en nada de eso. Y eso va a seguir así, y ha sido una de las claves fundamentales».

A tope, a tope, a tope

Eso no significa que Jota no haya influido en el grupo, si embargo. Ángel Romero se queda con algo fundamental: «Jota cambió la filosofía del equipo, cambió la mentalidad de cómo afrontar los partidos. Que da igual que sea un grande, que salimos siempre a tope, a tope, a tope. A por ellos. Eso nos ha ayudado bastante».

Cinco años dan para muchos cambios, sobre todo en gente que llegó a Logroño con 19 años. «He cambiado en la forma de ser», totaliza Isaías. «Llegué siendo un chaval, pensaba que esto era disfrutar la vida, cachondeo, como si estuviese de Erasmus».

Pero el tiempo pasó. Isaías se dio cuenta de que tenía un futuro en Asobal. «Y me lo tomé muy en serio, cuidándome físicamente mucho». Pero también ha ganado en autoconfianza. «Al principio me ponía muy nervioso, y ahora menos porque tengo más confianza en mí. A eso me ha ayudado mucho Jota, y una amiga, Marisa. La confianza en mí es lo que más ha cambiado».

El pivote también ha crecido en esa fe en sí mismo. «La confianza, creérmelo que sí puedo. Con humildad y con trabajo, sí puedo conseguir cosas».

Pero más allá de eso, aquellos dos menos-que-veinteañeros que aterrizaron en el entonces Darien Logroño agradece, sobre todo, el trato de la gente que les acogió. «Lo mejor que nos llevamos de Logroño... Vinimos muy jovencitos, y nos han tratado como hijos. Tenemos mucho que agradecer a toda esa gente».

Sin nombres: «Ellos saben quiénes son».

Llega la separación de esta pareja de jugadores que lleva unida casi desde que empezaron a jugar al balonmano. Diez años, casi nada, primero en Valencia y luego en Logroño.

«Va a ser raro», asegura Ángel Romero. Igual sin darme cuenta me giro en el vestuario y digo: Chino, que...».

Y Guardiola, que vivirá ahora bajo el mando de Talant Dujshebaev, se desternilla: «No lo digas en mi vestuario, que si no igual me matan».

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