El Naturhouse pone un pie en la Copa del Rey tras ganar al San Antonio

A estas alturas, uno se pregunta cómo es esto posible. De verdad: cómo es posible. Tras un mes de magia en la pista, el Naturhouse se ha aproximado mucho al umbral de la incredulidad. En tres días, este equipo plagado de lesiones ha acabado con dos de los grandes de la liga, ha puesto un pie (casi los dos) en la Copa del Rey. Y ha dado una lección, o varias, de balonmano bien jugado. Y de corazón bien puesto.

El equipo venía de dar un salto mortal el domingo contra Ademar. Pero ayer, en Pamplona, como si necesitara más dificultad, se propuso un doble salto. Apenas habían pasado unos minutos de la primera parte cuando la ya mermada plantilla perdía a dos nuevos jugadores por lesión, Gregor Lorger y Miguel Ángel Velasco. El Naturhouse se quedaba con nueve hombres de campo para intentar sacarle los colores al Reyno de Navarra San Antonio. Y en su casa.

Cómo es posible entonces, repitamos. No lo es. Un equipo del presupuesto del Ciudad de Logroño y que ha perdido a casi la mitad de su plantilla no debería poder plantar cara al San Antonio. Pero la cosa es que lo fue. Arropado por más de un centenar de aficionados locales en estado de éxtasis, el Naturhouse siguió el guión de Ademar. O sea, ganó porque jugó, a lo largo de casi todo el encuentro, un balonmano mejor que el de su oponente.

Al ritmo de Sasha

San Antonio había estudiado concienzudamente el vídeo del partido de Ademar. Asustado por la combinación centrales-pivote que destrozó a los leoneses, los navarros intentaron cegar desde el principio el brillo de Tioumentsev y Vigo. Les funcionó a ratos, al principio de cada periodo. Pero nunca con continuidad. Cuando la defensa salía a por los centrales, era más fácil que éstos encontraran a Romero. Si se quedaban en seis metros, tanto Sorrentino en la primera mitad como Sasha Tioumentsev en la segunda encontraban el gol lejano.

Así, los navarros mandaron durante los primeros minutos del partido, hasta el 11-8 del minuto 15. Ahí apareció Sorrentino con dos golazos que recuerdan que puede ser un lateral ofensivo muy importante. Mientras el San Antonio se colgaba de sus abundantes recursos (el gran Malmagro, el estupendo joven Niko Mindegia, el potentísimo Mariusz Jurkiewicz) el Naturhouse volvía a buscar la línea de seis metros. A fuerza de combinar y combinar a su menguante primera línea, los riojanos conseguían goles o conseguían penaltis, que el lesionado Pavel Bashkin iba metiendo sin fallo. Así llegaron al descanso con un esperanzador 15-17.

La segunda parte fue muy parecida. Salió fuerte San Antonio, mientras a sus defensores centrales les duraba la frescura de piernas y de ideas para poder con Vigo, Tioumentsev y el nunca bien ponderado Marc Amargant. Pero pronto la cosa se redujo a un duelo entre las individualidades fulgurantes del San Antonio y el regimiento ordenado del Naturhouse, en el que de nuevo los extremos mataban sin piedad.

Igual que contra el Ademar, el colectivo venció al genio. El Naturhouse se fue arriba de nuevo hacia el 15, y ya no cedió. El resultado final es engañoso, porque el Naturhouse estaba 3 arriba a falta de 40 segundos.

Y ganó. Con claridad. Y aún ronda la pregunta. Cómo. Es. Posible.