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PABLO ÁLVAREZ
Lunes, 23 de noviembre 2009, 13:37
Adelante, pues. Una noche llena de magia, emoción y deporte del bueno mantiene al Naturhouse vivo en la Copa EHF y le lleva a la ronda de octavos, donde esperan algunos de los más grandes del continente. El Estrella Roja cayó (33-26), y Europa sigue para el Ciudad de Logroño.
Ante un Palacio que fue el de las grandes noches, con 3.000 fieles en la grada, este golpeado y cansado Naturhouse volvió a dar una lección. O muchas lecciones: de cómo agarrar un partido europeo por el cuello, de cómo no soltarlo ni en los buenos ni en los malos momentos. De cómo ganar, de cómo seguir adelante.
Y de cómo empezar las cosas bien. Había algo de miedo a cómo iba a entrar el Naturhouse a su primer partido europeo en el Palacio. Mucho ruido, mucho homenaje, mucha distracción.
Pero nada de eso. El Naturhouse entró muy fuerte al partido, buscando las cosquillas de la defensa local por donde más les dolía: la línea de seis metros.
Penaltis
En Belgrado ya se vio que el Estrella Roja apenas tenía respuesta para el poderío físico de Ángel Romero en el pivote. Ayer, sin dos árbitros búlgaros que les defendieran, los serbios incurrían una y otra vez en defensa ilegal. Añadiendo a eso las penetraciones eléctricas de Sasha Tioumentsev y Víctor Vigo, ambos muy afilados ayer, se comprende lo que pasó. Porque los alemanes Methe y Methe se cansaron de señalar la línea de 7 metros: 7 penaltis en la primera mitad.
Había que meterlos, claro. Y a falta de Pavel Bashkin (que, sorprendentemente, saldría en la segunda mitad a tirarlos), Isma Juárez martirizó a los porteros serbios: acabaría la noche con 11 goles, enormes prestaciones para este «suplente» que está aprovechando a modo la baja de su «titular».
Los riojanos atacaban con inteligencia, pues, pero es que también defendían bien. Al Estrella Roja le costaba mucho hacer goles con claridad, y eso que dejaron olores de calidad. Alguna acción casi de billar francés fue hasta aplaudida por el público del Palacio.
Rápido, rápido
El caso es que el Naturhouse, que ya ganaba por tres a los cuatro minutos (4-1), nunca perdería la ventaja. El partido parecía una cuestión de tiempo y maduración: el Estrella Roja sólo podía buscar petróleo en acciones rápidas, pero para eso dependía de que el Naturhouse perdiera la concentración y regalara balones en ataque. Porque los serbios, habituales en eso de salir como centellas tras gol o tras pérdida del equipo contrario, se encontraron con un equipo riojano concentradísimo a la hora de correr hacia su portería.
El partido, en fin, pronto se planteó como una cuestión de paciencia. El Naturhouse se lo llevó a siete goles de diferencia antes del descanso, aunque el Estrella Roja volvería a acercarse hasta 3 en el minuto 41. Pero era un espejismo; nunca más volvió a estar tan cerca. El Palacio volaba con su equipo, que sigue vivo en Europa. El martes sabrán quién les espera, pero por ahora es cuestión de celebrar. El sueño europeo del deporte riojano sigue vivo: el Naturhouse lo mantiene así.
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