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PABLO ÁLVAREZ blogs.larioja.com
Viernes, 2 de octubre 2009, 02:58
H ay cosas que deberían estar muy claras. Pero que igual resulta que no lo están, y que conviene recordarlas. Aunque sean de cajón de madera de pino.
El primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Logroño es el primer teniente de alcalde de todos los logroñeses. Ostenta esa representación porque legal, democrática y numéricamente se la ha ganado. Y mientras tenga ese cargo se merece crítica, discusión, incluso sátira, humor, broma. Pero sobre todo se merece respeto: a la persona, al cargo.
Así pues, el hecho de que haya una persona o (más bien) un grupo que se haya dado al hostigamiento verbal y físico, a las pintadas, a los destrozos en las propiedades del primer teniente de alcalde de Logroño o de su familia es un escándalo. A mí, que no voté al señor Ángel Varea, me parece aún más: es una vergüenza que hace que la ciudad de Logroño sea un poco más vil y un poco más fea.
No sé si los autores tienen algo más que ver con el Partido Popular que la simple afinidad política, como aseguran desde el PR. Espero que no, sinceramente. Sólo sé que la reacción del PP ha sido entre tibia y algo peor aún. Si Cuca Gamarra quiere ser alcaldesa de esta ciudad, debería aprender la diferencia entre la discrepancia política y el respeto al cargo que la representa, también a ella. Debería haber comparecido, con su cara por delante, para condenar inmediatamente algo que, lisa y llanamente, no es permisible en nuestra ciudad. Una condena genérica en el último párrafo de un comunicado de prensa no es suficiente.
En esto no cabe media tinta, ni sonrisilla. No: esto, sencillamente, no es permisible.
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