Pequeñines no, gracias

¿Qué es el Naturhouse? ¿Es un modesto con esperanzas? ¿Un 'clase-media'? ¿Un aspirante a grande? Los franjivino navegan ahora mismo en esa indefinición como equipo, casi como club. Por presupuesto no, pero sí por ambiciones y, en algunos momentos, por juego.

La derrota contra el CAI dolió, aunque no por el hecho de haber perdido. «El CAI es un equipo muy superior a nosotros», explicaba Jota González, el entrenador de los riojanos. Y ponía un ejemplo: «Stojanovic, nuestro jugador franquicia del año pasado, el máximo goleador con diferencia, el tío más seguro... no está teniendo allí ningún protagonismo».

El técnico, casi deprimido en la rueda de prensa post-partido del sábado, aparecía ayer más bien enfadado. Sobre todo por los errores que su equipo repite en ese momento del partido en el que ha conseguido adquirir ventaja. «Nos entra psicosis a la victoria, y ésa no es la mentalidad», lamenta el técnico. «No podemos tener mentalidad de pequeño, mentalidad de pequeñines. Que sí, que somos los pequeñines, pero tenemos que ser los pequeñines con ganas de ganar a los grandes, y de intentarlo, y de que nos duela no ganar los grandes».

Para González, ese cambio de mentalidad tiene que llegar también a la capacidad de asumir balones comprometidos en los momentos difíciles. Lo cual, en este equipo, viene a querer decir en las superioridades, auténtico pozo negro del Naturhouse en el inicio de la liga.

Según Jota, en sus jugadores hay, en esos momentos, algo que se parece mucho al miedo. «A ver quién la pasa, a ver quién la tira. Es la misma historia que en Valladolid; paso el balón, paso el balón, paso el balón... pero uy madre, no me acerco, no vaya a ser que me toque jugarla a mi».

González repite que «hay que construirse otro tipo de mentalidad. Y ya nos ha pasado unas cuantas veces este año, y siempre decimos 'bueno, para el siguiente'. Pero ¿cuándo es el siguiente? Como entrenador, ya no sé qué tengo que hacer».

La culpa

Tras el partido del sábado, Jota González echaba sobre sus hombros la responsabilidad de los errores del equipo, algo que sus jugadores no admitían. Así, por ejemplo, el lateral Alfredo Sorrentino explicaba que «no todo es culpa suya. Nosotros tenemos bastante parte de culpa, nos hicieron un parcial que no deberían habernos hecho, nos dejamos escapar el partido».

Su compañero, el pivote Ángel Romero, abundaba en lo mismo.: «Los jugadores somos los que estábamos en pista; los que íbamos ganando de seis y por fallos nuestros, que sabemos que los hacemos todos los días...».

Para Romero, el problema del equipo es que «nos ponemos nerviosos, siempre nos hacen parciales tremendos». Y lo mismo con las superioridades: «Mira que las preparamos... Creo que son los nervios, que nos quedamos trabados. En ataque vamos mejorando, pero en defensa...».