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Movilidad, bicicleta y Logroño
TRIBUNA

Movilidad, bicicleta y Logroño

Tras celebrar la Semana Europea de la Movilidad, el autor reflexiona sobre la situación de los transportes tradicional y alternativo en Logroño

LUIS ELADIO LÓPEZ TORREALBA

Domingo, 27 de septiembre 2009, 02:35

P or primera vez en Logroño se ha celebrado la Semana Europea de Movilidad cuyo objetivo principal es concienciar a la ciudadanía de la necesidad de modificar nuestros malos hábitos de movilidad urbana y llamar la atención de los problemas medioambientales y sociales que provoca el uso masivo del automóvil privado.

A mi, esto de la movilidad sostenible me recuerda a lo del tabaco. La mayoría está de acuerdo en que fumar es malo, pero hay un porcentaje grande de la población que no se decide a dejar de hacerlo. La mayoría está de acuerdo en que hay que utilizar menos el coche, andar más, usar más la bicicleta, no aparcar mal, pero pocos se deciden a hacerlo. Muchos porque no pueden (repartidores, taxistas, etc.), otros porque no quieren (con lo calentito que estoy, atascado, en el coche), otros porque eso del ecologismo lo ven como un complot judeo-masónico y los más, porque van a empezar a hacerlo mañana.

¿Cual es la situación al respecto en nuestra ciudad de Logroño? Creo que todos la conocemos. Los coches agobian al ciudadano y contaminan innecesariamente la ciudad con humos y ruido. Aparcan donde les viene más o menos bien y se quejan continuamente de que cada vez les restringen más su 'derecho' a circular por el asfalto y a aparcar gratis.

Las motocicletas son las reinas de la calzada. Se mueven con facilidad y descongestionan las calles. Eso sí, contaminan como los coches, sobre todo acústicamente.

Los autobuses prestan un buen servicio. A pesar de su limitación de horarios, especialmente los fines de semana, suelen circular llenos porque es una excelente manera de venir al centro de la ciudad desde los barrios y pueblos periféricos. Hasta que algún día los hagan eléctricos contaminan, pero de una forma más racional en relación a la cantidad de gente que transportan.

A las bicicletas se les ve con dificultad. Cuando algún aguerrido se lanza al asfalto, lo hace con toda la precaución del mundo para evitar ser 'absorbido' por el tráfico, lo que hace que algunas utilicen la seguridad de las aceras.

Los peatones llenan la ciudad y cada vez tienen más terreno ganado, con calles peatonales y aceras más anchas. Disponen de enormes parques y damos todos gracias a Dios de que así sea, porque como les de a todos por motorizarse.

A la vista de este listado, ¿cual es el medio de transporte que se usa menos y por qué?: la bicicleta.

De entre todos los medios de transporte que se pueden usar para moverse por la ciudad hay uno que no termina de despegar: ¡el patinete!; perdón, quería decir ¡la bicicleta!

Las razones son múltiples y se ha escrito mucho sobre ellas: la principal es la inseguridad que se siente al circular con algo tan delicado entre tanto tráfico, coches en doble fila y puertas que se abren; otra es que exige un cierto esfuerzo físico que según qué sector de la población no quiere o no se siente capaz de realizar; una tercera es la exposición a las inclemencias del tiempo y otra más es la probabilidad de que tu bici sufra algún percance mientras está aparcada esperándote.

Lo de la inseguridad en la circulación es una impresión subjetiva, porque los coches suelen respetar a las bicis, aunque solo sea por no verse envueltos en un accidente en el que quedarían como el malo de la película. Lo del esfuerzo tampoco tiene mucho sentido en una ciudad llana como Logroño y con las bicis tan cómodas que hay hoy en día. Además, hay unos candados enormes que protegen a las motos y que también pueden proteger una bici. Ah, y los de las motos también se mojan y bien que las usan.

La bicicleta te lleva de punto a punto, es rápida, fácil de aparcar, no contamina, no gasta apenas una vez comprada, nos hace unas piernas preciosas y, gracias a la labor de asociaciones y gente sin prejuicios, resulta hasta , ya no se ve como el transporte de los hippies y de los que no se pueden permitir un coche.

El Ayuntamiento, a veces, nos sorprende con propuestas que parecen apuntar hacia otros modos de movilidad, pero aún le faltan muchas cosas por hacer, como garantizar itinerarios seguros entre el centro y las afueras, polígonos industriales incluidos; crear un servicio de alquiler de bicis serio, que no sirva solo para pasear, o no permitir que los coches aparquen mal, castigando por un lado y facilitando o bonificando por otro que la gente aparque en los infrautilizados parkings subterráneos. Aparcamientos periféricos, baratos y bien conectados con el centro por autobús o bicis de alquiler podrían ser otra gran idea.

Con el tiempo, la gente se dará cuenta de que no es posible ni responsable que todos los coches que quieren aparcar y moverse por la ciudad puedan hacerlo y que no es posible ni responsable aparcar con el coche en la puerta a la que nos dirijamos. El coche se tendría que ver como el medio de transporte a utilizar de la ciudad hacia fuera.

¿Lo veremos algún día? Yo no pierdo la esperanza.

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