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R. G.
Miércoles, 19 de agosto 2009, 14:45
Horas antes de su apertura al público -a las 9 de la mañana- varias decenas de desempleados se agolpan tras las cristaleras de las oficinas del INEM para tratar de poner remedio a sus demandas de empleo. Otros muchos acuden repletos de dudas a solicitar la ayuda de 420 euros prometida por el Ejecutivo central a los parados sin subsidio. Todos ellos aguardan su turno, con cierta sensación de incomodidad, a la vista de los ciudadanos que deambulan por la céntrica calle Calvo Sotelo.
«A las ocho de la mañana, cuando venía a trabajar, ya había bastante gente guardando la fila», señala una empleada de un bar ubicado frente al Servicio Riojano de Empleo. «Yo he venido a las seis y media porque si llegas más tarde las colas son eternas y ya había gente esperando», señala por su parte Yolanda.
El aspecto que presentaban las oficinas del INEM era desolador. Las eternas filas permanecieron a lo largo de toda la mañana de ayer, y alcanzar las mesas de atención al público se antojaba casi como una empresa inalcanzable. «Hace no mucho tiempo, antes de las nueve siempre había fila, y cuando abrían las oficinas se disolvía, pero ahora las filas continúan durante toda la mañana», señala una trabajadora de un establecimiento próximo a la sede del INEM.
Las interminables esperas llegan incluso a varias horas y la indignación de los parados es más que patente. «Es una auténtica vergüenza que se formen estas filas. No se puede permitir que se acumule tanta gente; hay madres con bebés y niños pequeños que lloran y quieren irse a casa porque llevan horas aquí. El calor es asfixiante y después de estar esperando tanto tiempo te encuentras con que no hay personal suficiente para atendernos a todos», narra Cristina visiblemente enojada.
Algunos desempleados abandonaban la fila totalmente desesperados e incluso otros ni siquiera llegaban a colocarse tras vislumbrar las colas perpetuas.
Sin embargo, siempre hay algún ciudadano que se toma la espera con sentido del humor. «Con todos los centros que hay en Logroño para pedir la ayuda al desempleo, parece que hemos venido todos a pedirla al mismo sitio», ironiza Pedro, joven logroñés que lleva más de dos años en paro.
Desconcierto
La prestación económica de 420 euros mensuales para aquellos parados que hayan agotado la prestación por desempleo y no perciban ingresos superiores al 75% del salario mínimo fue ayer uno de los temas que más polémica suscitaba en las colas formadas ante las oficinas del INEM.
El desconocimiento de la nueva medida aprobada por el Gobierno central era patente no sólo entre los ciudadanos. «Acudí ayer a solicitar información sobre la ayuda y después de estar esperando mi turno durante más de dos horas, el personal de atención al público, que era escaso, estaba totalmente desinformado y me dijeron que hasta la próxima semana no podrían atenderme. Es una falta de respeto hacia los ciudadanos», señala Luis María. Las reacciones ante el nuevo subsidio extraordinario son variopintas. «Todo lo que sea una ayuda me viene muy bien y es bien recibida, aunque preferiría estar trabajando», comenta un parado mientras aguarda en la fila su turno pacientemente. Para otros, esta medida no es tan bien acogida porque los trámites para disfrutarla pueden llegar a ser eternos. «Entre que la pides, te la conceden y la cobras, más vale buscar trabajo», indica Luis, un joven que lleva varios meses desempleado.
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