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Sin guardería, Mario acompaña a su madre todas las mañanas y se entretiene en el parque. /JUAN MARÍN
Mario ya no va a la guardería
LOGROÑO

Mario ya no va a la guardería

Servicios Sociales expulsa a un niño con síndrome de Down de un centro infantil privado porque supera los tres años, en contra del criterio de Educación, que recomendó su permanencia en el recinto

V. SOTO

Viernes, 22 de mayo 2009, 10:51

A Mario le gusta pintar, estar con sus amigos, jugar en los columpios y las consolas. Estarse quieto le gusta un poco menos. Hasta enero, Mario era un niño muy feliz, que acudía diariamente a una guardería privada de la capital. Un día, una inspección de Servicios Sociales consideró que Mario no debía estar allí. Que sus tres años ya eran demasiada edad para estar con los más pequeños y que tenía que pasar al colegio. Inmediatamente debía abandonar la guardería.

A Mario no le gustó nada la idea. «Era de los que lloraban cuando le sacábamos de la guardería, no cuando entraba», resume explícitamente su madre, Cristina. Sin embargo, para Servicios Sociales no había otra opción: el niño debía dejar el centro educativo. La razón, la edad de Mario. Poco importaba que el equipo de atención temprana dependiente de la Consejería de Educación Social hubiese resuelto, por escrito, que «su asistencia a una guardería en el curso 2008-2009 es muy adecuada» ya que, añade el informe, «se beneficia ampliamente del contexto socio-estimular y educativo del centro».

Porque Mario necesita más atención de lo habitual. Tiene síndrome de Down y, según Roberto Vitoria, trabajador social de ARSIDO, «a los niños con Down se les recomienda alargar la estancia en la guardería para que comiencen el colegio con un nivel cognitivo más acorde al de sus compañeros». Pero Servicios Sociales no aceptó la recomendación e instó a la familia de Mario a matricularlo en un colegio. «Sólo pedíamos que le dejasen terminar el curso. No le íbamos a cambiar al colegio a mitad de año porque no se iba a adaptar. Mario ha perdido cuatro meses y para él es como perder un año», asegura Cristina, su madre.

«Todos están indignados, las familias de sus compañeros, la guardería... No se creen lo que ha pasado, no entienden por qué le han echado de la guardería», añade. Incluso la Defensora del Pueblo, María Bueyo Díez Jalón, ha enviado una sugerencia a Servicios Sociales para que se permita la permanencia del menor en la guardería a la que venía acudiendo, «hasta la finalización del presente curso escolar, a fin de favorecer y estimular su desarrollo evolutivo y educativo».

La recomendación no parece que vaya a tener éxito. Mario no volverá a la guardería, a no ser que Servicios Sociales cambie de opinión de improviso. «Desde que no va a la guardería se le nota un montón, no es el mismo», indica su madre, que se encarga en exclusiva del cuidado de Mario hasta que se le readmita o ya tenga que pasar al colegio, también con cuatro años, pero con cuatro meses perdidos.

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