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J. S.
Viernes, 15 de mayo 2009, 12:40
- ¿Ya ha ganado los más importantes premios internacionales como guitarrista. ¿Qué supone este reconocimiento en su tierra natal?
- Es un premio que recibo con mucho cariño y creo que también se da con mucho cariño. Al llevar tanto tiempo en el extranjero [doce años], al estar tan lejos de casa [Nueva York], todo lo que tiene que ver con La Rioja se magnifica para mí. Yo me siento un humilde embajador de La Rioja en el mundo.
- ¿Alguien a quien dedicárselo? ¿Alguien de quien acordarse en estos momentos de forma especial?
- Es un premio que quiero compartir con todos los riojanos. Y, por supuesto, siento un agradecimiento especial a mi familia.
- Comenzó a tocar muy joven y siempre ha estado muy bien arropado por sus padres, que no son músicos, sino maestros. Su influencia ha sido muy especial, ¿no?
- Muchísimo. No hay tradición musical en mi familia, pero en casa de mis padres siempre se ha escuchado música clásica. Como ellos no tuvieron acceso a la música, quisieron que sus hijos sí disfrutasen de esa experiencia y fueron quienes me llevaron a los seis años a empezar con la guitarra. La música es muy importante para el desarrollo emocional de los niños. No todo el mundo tiene que llegar a profesional, sería una locura, pero el simple hecho de que un niño tenga esa experiencia con la música contribuye a su desarrollo personal.
- Usted tuvo buenos primeros maestros aquí, en Logroño.
- Así es. Empecé con Julián Allende y después Miguel Ubis fue la persona que me guió en el Conservatorio. Fueron maestros que me enseñaron con mucha naturalidad y sin ninguna presión. Es importante que la música sea algo natural para los niños.
- Llama la atención que siempre prioriza usted el factor humano de su formación, de su vivencia y, en general, de su existencia.
- Antes que nada somos seres humanos y eso nos hace iguales a todos sin distinción de raza, condición social, económica... Claro que me muevo en círculos de muchísimo dinero, pero veo a las personas por lo que son. Lo que me emociona de ellas es su interior.
- Es usted prueba de que se puede triunfar en el mundo entero teniendo un origen humilde. ¿Cree que lo ha tenido más difícil por haber nacido en una ciudad al margen de los circuitos artísticos?
- No, yo creo que todo lo que he ido consiguiendo a nivel artístico, profesional y humano ha sido poquito a poquito, pasito a pasito. Al contrario, estoy muy orgulloso de mis raíces y me siento afortunado por tenerlas. Creo que las raíces son las que nos hacen entendernos a nosotros mismos. Saber de dónde venimos nos facilita saber hacia dónde vamos. Mis abuelos eran labradores y creo que ese sentimiento de la tierra también me hace diferente. Valoro muchísimo la tierra y la naturaleza, me siento muy unido a ella.
- ¿Su éxito se debe al triunfo del talento o de la voluntad?
- A la combinación de ambos. Es cierto que siempre he tenido aptitudes para la música, pero el trabajo diario y la exigencia artística son fundamentales. Hay dos conceptos básicos en mi trabajo: uno es la paciencia, que es la madre de cualquier virtud, y otro es la exigencia en cada nota. Es en las pequeñas sutilezas donde se marca la diferencia entre hacerlo bien y hacerlo muy bien. Es una fórmula aplicable a cualquier profesión e incluso una forma de vida. Es la determinación lo que te saca de los momentos difíciles.
- Es difícil imaginar a Pablo Sáinz Villegas con un mal día.
- Pues también los tengo. Ha habido en mi carrera momentos de dudas, de incertidumbre. Pero incluso en esos momentos hay una fuerza que me lleva a coger la guitarra cada mañana, aunque esté en guerra con ella. Pero no, no tengo motivos para quejarme de casi nada. Me siento privilegiado.
- ¿Ha sentido alguna vez tocar a la perfección?
- Hay momentos únicos muy especiales. Hay algo divino en ellos, como una fuerza que va más allá de la música y del arte, una fuerza que conecta directamente con el público. Cuando hay esa conexión entre las emociones del compositor, del intérprete y del público es algo divino. En ese momento es la atención de la gente la que da sentido a la música y es sobrecogedor sentir sobre ti la atención de mil personas.
- ¿Qué significa para usted una palabra tan traicionera como éxito ?
- No entra dentro de mi léxico. El sentimiento que tengo como artista es de , de ir haciendo un caminito. Mientras que suena como a 'estación de llegada'. Todos estos reconocimientos los contemplo como regalos en ese camino y nunca me paro demasiado a saborearlos. Son como pequeñas paradas que sientan muy bien, pero enseguida tengo ganas de seguir adelante.
- ¿Siente vértigo habiendo llegado tan alto tan joven?
- Lo que antes era inquietud por ver a dónde llegaría y cómo evolucionaría todo, ahora lo voy asumiendo como una responsabilidad que me hace ser todavía más exigente con mi arte. Ser una persona que comparte sus emociones con las de los demás y que sea enriquecedor para ellos y para mí. Me sentiré muy afortunado de poder dedicar mi vida a la música. Mi deseo y mi sueño es poder seguir haciéndolo por muchos años.
- El éxito en la música clásica no se traduce en fama en España.
- La música clásica siempre ha sido disfrutada por una inmensa minoría. Históricamente estuvo metida en las iglesias y en las cortes. Nunca ha sido algo masivo. Es diferente a movimientos más populares, como la música pop, que mueve a millones de personas. Pero la música clásica puede llegar a mucha gente y mi objetivo es que llegue a cuanta más gente mejor, que la gente no tenga miedo de escucharla, que intenten no juzgarla y que intenten disfrutarla. Mi objetivo es llevar la música a todas las esferas sociales e intentar que globalice el mundo porque es un lenguaje universal que puede traspasar fronteras, sin un posicionamiento político ni social.
- Por eso participa con el proyecto 'Música sin fronteras'.
- Sí, he tocado para chicos de alto riesgo de exclusión social y se han quedado asombrados con la música. Pero soy yo quien recibe mayor satisfacción. Es un proyecto que incluye actuaciones en puntos del mundo con fronteras especialmente conflictivas, como EEUU-México, Israel-Palestina, India-Pakistán, País Vasco...
- ¿Siendo la música una de las más hermosas expresiones del ser humano, aunque no siempre, ¿cree que puede contribuir a hacer un mundo mejor?
- Sin duda, la música hace el mundo mejor. Yo estoy poniendo un granito de arena en una montaña gigantesca, pero merece la pena.
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