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Durante el encuentro familiar en la residencia Sanyres de Logroño con las cinco mujeres, abundaron los gestos de cariño hacia Matilde y las carantoñas a la pequeña Naiara. /JUSTO RODRÍGUEZ
Eslabones de vida camerana
SOCIEDAD

Eslabones de vida camerana

Matilde Santos, una riojana de Hornillos de 97 años, se convirtió hace tres meses en tatarabuela, al frente de una extensa familia que agrupa a cinco generaciones de mujeres

P. HIDALGO

Domingo, 10 de mayo 2009, 02:49

Matilde, María Luisa, Yolanda, Beatriz y Naiara conforman una de esas extrañas cadenas, por su rareza, que enlazan a cinco generaciones de una misma familia.

El devenir de cerca de un siglo de la historia de La Rioja ha marcado las vidas de estos cinco eslabones que descienden de la localidad de Hornillos de Cameros, y que sobresalen por la peculiaridad de que todos han adoptado la forma femenina.

Matilde Santos nació hace 97 años y, desde hace tres meses, ostenta el inusual título de tatarabuela gracias a Naiara Ruiz. María Luisa Sáez jamás pensó en convertirse en bisabuela a los 69, pero el primer alumbramiento de su nieta Beatriz Prior la ha colmado de felicidad. Y Yolanda Fernández luce a sus 47 años una imagen envidiable para ser ya abuela.

Tras esta concatenación de descendientes se esconde una salud de hierro y los vestigios de la mentalidad de otras épocas, cuando las mujeres no aguardaban a la treintena para dar a luz a su primer vástago. Así, por ejemplo, María Luisa y Yolanda fueron madres por primera vez con 21 años cumplidos. «Entonces había otra mentalidad», justifica Yolanda.

El caso es que esta conjugación de factores ha posibilitado un hecho insólito que despierta la curiosidad de sus conocidos. «La gente se sorprende cuando se entera de que vivimos cinco generaciones de chicas y nos dice que deberíamos publicitarnos», comenta Beatriz, divertida, a los pocos meses de haber obrado este 'milagro'.

No en vano, continúa, cuando comenta a sus amigos que tiene bisabuela «muchos no se lo creen». «Buena parte de mis amistades no llegaron a conocer ni a sus abuelos, por lo que para ellos este hecho resulta insólito», afirma.

Mientras, Matilde no para de hacerle carantoñas a su tataranieta. «¡Qué bonita eres!», le dice sin descanso, visiblemente emocionada. Quiere cogerla, acariciarla y narrarle aquellos pasajes que adornaron su juventud en Hornillos de Cameros.

¿Pudo ser el sano aire de la sierra el secreto de su bienllevada longevidad? Su hija María Luisa no lo descarta, pero añade que en parte contribuyó que «trabajó muchísimo a lo largo de su vida en el campo y con los animales». «Tiene mejor cabeza que la bisabuela», comenta, aludiendo a su propia memoria.

24 de enero

El 24 de enero del 2009 está marcado en rojo en el calendario de esta singular familia. Fue la fecha de nacimiento de Naiara, una pequeña que vive en Navarrete con sus padres. Todas recuerdan qué hacían en esos momentos y cómo informaron a la tatarabuela.

«Bajé de Hornillos a darle la noticia y se emocionó mucho», relata María Luisa. Una emoción que se transformó en un interminable abanico de sonrisas al mes, cuando le presentaron a Naiara.

Aunque antes del nacimiento, la gestación de la niña suscitó algún recelo. Sobre todo, en su abuela. «Yo misma fui madre muy joven y me daba pena por mi hija, porque a los 25 años se le iba a acabar la juventud», argumenta Yolanda.

Y prosigue: «Cuando yo di a luz con 21 años eran otros tiempos. No me arrepiento, pero hubiera podido aprovechar más mis años jóvenes porque un niño exige una gran dedicación. Eso sí, tuve dos hijas maravillosas y me siento muy orgullosa de ellas».

En cambio, Beatriz y su pareja lo tuvieron muy claro desde el principio. «Le dije a mi madre que se trataba de mi decisión, que íbamos a seguir adelante y, ahora está encantada con el bebé», declara, lo que es fácilmente constatable viendo cómo a la abuela también se le cae la baba con la pequeña.

A Naiara la colmarán, en exclusiva, de cariño y abrazos durante algún tiempo. «Tenemos ganas de tener más descendencia, pero con calma», avanza Beatriz. Así, la niña continuará siendo en solitario el ojito derecho de esta extensa familia.

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