Una derrota que da igual

El Naturhouse cayó en Valladolid. Era lo normal, era lo lógico. Y da bastante igual: los riojanos han cuadrado la mejor temporada de su historia en el año más inesperado, y han obtenido premio. Ya son, pase lo que pase en la última jornada, séptimos de la Asobal. Y esa plaza puede dar u premio gordo: Europa.

El Naturhouse cayó, pues, en Valladolid. Pero lo propio hicieron Octavio en casa con Ademar, y el CAI en Zaragoza ante Portland. Liga acabada, pues: los riojanos son séptimos aunque no ganen a Almería. Ahora, a esperar a que Valladolid gane la final de la Recopa: si lo hace, habrá un equipo riojano en una competición europea.

En cuanto a lo de ayer... el partido tuvo dos partes. Como todos, claro: una primera y una segunda. Pero es que en este caso la diferencia entre lo que pasó antes del descanso y lo que ocurrió después es tan grande que conviene señalarlo.

Porque en la primera parte se vio un bonito encuentro de balonmano en el que, es cierto, no hubo mucha defensa. Pero no es probable que el público la echara de menos. Naturhouse y Valladolid jugaron como ellos saben, con un balonmano rápido, inteligente y buscando siempre los tres pies del contrario. De hecho, fue el Naturhouse el que jugó mejor durante gran parte de los minutos, comandado por un Vigo sensacional. Como Valladolid cerraba los pases al pivote, y estaba especialmente atento a los movimientos de los zurdos (bastante minutos para Belaustegi, ayer), Vigo encontraba muchos huecos para meterse de cabeza. Y en eso, el gallego tiene pocos rivales en esta liga.

Recital Perales

Uno de esos rivales: Óscar Perales. El central de Valladolid dio ayer un recital del arte de tirarse de verdad, de fintas y de goles. Cuando llegó la primera parte a su fin, Vigo y Perales mostraban un casillero inmaculado: ambos habían metido 6 de 6.

Si el Naturhouse fue mejor, dirán ustedes ¿cómo es que no se fue por delante al descanso? Pues básicamente porque ya al final del periodo apareció Gregor Lorger. El esloveno estará el año que viene defendiendo la portería del Naturhouse, y a todos los riojanos que ayer le vieran (en directo o por la tele) se les debía estar cayendo la baba.

Lorger terminó sus minutos en la primera mitad con un 5 de 8 en paradas. Mucho, sí. Pero nada para lo que vendría después.

Porque después, lo del espigado portero fue increíble. Cuando llegó el minuto 10 de la segunda mitad, Lorger había parado 5 de los 7 lanzamientos del Naturhouse. El equipo riojano se desquiciaba por momentos. Y lo del esloveno no fue cosa de un momento. Se suele decir que cualquier cosa que pase del 40% en paradas es mucho para un portero. Ayer, Lorger hizo 18/33. Es decir, más del 54%. Algo así saca del partido casi a cualquiera.

Y el Naturhouse, por otra parte, ya daba motivos él solito para irse saliendo. El principal ocurrió en el minuto 2. Perales hizo un fintazo para hacer un gol. Como llevado por un imán, en la siguiente jugada Vigo vio el hueco por donde defendía el central pucelano, y se fue para él. Pero chocaron, y el del Naturhouse se llevó la peor parte. Estuvo 6 minutos en el banquillo siendo atendido, pero cuando volvió ya no era lo mismo.

Perales sí: seguía su camino hacia esos increíbles 12/13 que hizo ayer. Valladolid mantenía su ritmo anotador, pero el Naturhouse no podía ya seguirlo. La falta de efectivos se nota cuando, como ayer, falla alguno. Sin Vigo y sin Velasco, el Naturhouse se queda sin penetración. Y con Lorger a ese nivel en el tiro exterior, las cosas iban a acabar como acabaron: 8 arriba el Valladolid.

Pero eso da igual. E incluso es bueno: que el Valladolid se crezca. Que de ellos depende que una temporada grande se convierta en histórica.

A la Asobal le queda una jornada, con el Almería en Logroño. Día para una fiesta, la de un equipo que ha demostrado ser mucho mejor de lo que todos creían.