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PABLO ÁLVAREZ
Sábado, 25 de abril 2009, 13:33
Pasan las temporadas, y el Palacio se acostumbra a lo bueno. Por aquí, año tras año, van circulando algunos de los mejores jugadores de balonmano del mundo. Y año tras año, el equipo que les recibe está un poquito más cerca de esos jugadores.
Algunos -Valladolid, Portland- ya se han dejado algún pelo en la gatera del Naturhouse. Otros estuvieron a punto, como el Ciudad Real de este año. O el mismo Barça del año pasado. Pero mientras las ligas pasan y el Naturhouse crece, el Palacio revive la fiesta del balonmano: aquí vienen los grandes, aquí viene el Barça. Ahora, vamos a por ellos.
El Naturhouse llega a este final de liga estando donde quería: luchando por algo. Y es algo histórico, la posibilidad de entrar en una competición europea el año que viene. Quizá los dos partidos que vienen -el Barça de esta noche, el Ciudad Real del miércoles- no sean la batalla de verdad, que llegará el día 5, ante el Teucro.
Pero el Naturhouse ha demostrado este año que no sabe jugar a no jugar. Hay equipos en la Asobal que, con más o menos disimulo, rebajan la tensión ante los grandes. Pero algo en la mente vallisoletana de Jota González se rebela contra la mera idea de eso. «No tenemos nada que guardarnos», repite el entrenador del Naturhouse. «La única forma de que un club y un equipo progrese es salir a ganar en todos los partidos». Tener, en fin, mentalidad de grande en un equipo de la clase media. Si uno se cree pequeño, será pequeño siempre. Si se cree grande, quizá algún día llegue a serlo.
El Barça con todo
La ocasión para el público de La Rioja es única. Éste Barça que salta hoy a la cancha del Palacio es el mejor del año. Un equipo que sufrió la decepción de quedar fuera de la Champions, pero que desde entonces se ha concentrado sólo en la liga. Ahí, aguantando la estela del Ciudad Real, los blaugrana se aferran a la esperanza. Dentro de diez días visitan el Quijote Arena y entonces verán si son capaces de ganar, si pueden llevarse la liga.
Para eso, los catalanes saben que no pueden dejarse nada en campos como el riojano. Hace diez días estuvieron a punto de salir trasquilados de la cancha de Antequera, uno de lo conjuntos más en forma. Y no querrán más sustos.
En ese equipo probablemente esté Marco Oneto, el pivote chileno que dejó Logroño el pasado mes de enero. Oneto va quemando etapas en su adaptación; ya ha tenido alguna actuación reseñable, aunque esté lejos de tener en el Barça el protagonismo del que disfrutaba en Logroño. Pero nada que no pudiera esperarse.
El Barça viene con todo, el Naturhouse le espera con lo único que puede oponerle: la ilusión y la fe. Pero no es poco. Con eso se puede hacer una fiesta.
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