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Miembros de diferentes cofradías procesionaron por las calles de Pradejón. / MARÍA FÉLEZ
Aire de tambores
PRADEJÓN

Aire de tambores

Quince cofradías se congregaron en la localidad para participar en uno de los primeros actos de la Semana Santa riojana

MARÍA FÉLEZ

Domingo, 8 de marzo 2009, 01:22

A pesar de que este invierno parece no darse por rendido y que a la primavera aún le queda mucho para asomarse, Pradejón acogió ayer uno de los primeros actos de la Semana Santa riojana. Meses de preparación y ensayos dieron sus primeros frutos en un acto que se ha convertido ya en uno de los más tradicionales que se viven en el municipio. Capas inmaculadas, medallones relucientes y tambores, bombos y trompetas afinados. Todo estaba preparado desde hace días para sucumbir en más de dos horas de sonidos que recordaron a todos los presentes que los días de pasión están a punto de llegar.

Y es que la exaltación del tambor, el bombo y la trompeta de Pradejón es, posiblemente, el primer acto de los muchos que se celebrarán durante estos días y hasta que llegue la Semana Santa en todos los municipios riojanos. Por eso se ha convertido, después de seis ediciones, en una cita obligada no sólo para los pradejoneros, sino también para muchos vecinos de localidades cercanas. Un momento que ni pequeños ni mayores quieren perderse y al que acuden dejándose sorprender por los solemnes toques de las cofradías.

Unas bandas procesionales que este año llegaron no sólo de diferentes puntos de la geografía riojana, sino también de otras cuatro provincias: Navarra, Soria, Huesca y Zaragoza. Así, más de 800 cofrades no dejaron de mirar al cielo en toda la mañana. Un cielo que amenazaba lluvia pero que se contuvo en un día en el que los sonidos de los instrumentos restaron protagonismo al del viento, que sopló con firmeza. Llegados de Alberite, Ausejo, Logroño, Lardero, Azagra (Navarra), Ainzón, Calatayud y Ariza (Zaragoza), Almazán y Ágreda (Soria) y de Huesca, y con la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Pradejón como cierre del acto y anfitriona, las bandas procesionales consiguieron emocionar, un año más, a cuantos decidieron no perderse este acto.

Champiñón para terminar

Y mostrando su decisión por tratar bien al invitado y por vender uno de los productos más típicos de la gastronomía pradejonera, tras los actos, la calle San Antón se convirtió en una auténtica fiesta en la que se repartieron entre los cofrades presentes más de mil raciones de champiñón.

«Es un placer venir a Pradejón, primero porque nos sirve de ensayo general para nuestras procesiones de Semana Santa de nuestras ciudades y, segundo, porque se nos trata de una forma muy especial a cada una de las cofradías», comentaba uno de los invitados sin soltar su pincho de entre las manos.

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