Locos por incordiar

S e sorprendía un compañero del periódico, extremeño para más señas, de que la cantera de grupos riojanos fuera tan extensa como para juntar treinta bandas en un homenaje a Rosendo. No sólo no pude desmentirle una obviedad -en La Rioja los grupos musicales surgen entre renque y renque- sino que aumenté su perplejidad al explicarle que si por grupos riojanos fuera podríamos hacer homenajes a unos cuantos dinosaurios del rock.

Esta proliferación permite que la llama del rock and roll permanezca viva en nuestra tierra, que muchos músicos sigan locos por incordiar, pero también tiene su contrapartida: el nivel medio se resiente. Cantidad no es sinónimo de calidad. Sólo hay que ver cuántas bandas riojanas han triunfado fuera de nuestra región.

Las bondades y carencias de los grupos riojanos también se han trasladado a este homenaje a Rosendo y, así, junto a atinadas versiones hay también experimentos poco afortunados. Hay grupos que han entendido que una versión nunca debe ser una copia del original pero tampoco se debe forzar un tema hasta hacerlo irreconocible: hay grupos cuyo estilo desaconseja determinados atrevimientos. No obstante, entre treinta canciones hay material suficiente para quedar satisfecho del trabajo realizado y poder presumir del arrojo de determinados músicos riojanos que han promovido un homenaje del que, seguro, Rosendo estará 'agradecido'.