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Un momento del partido de ayer. / FERNANDO DÍAZ
Sólo faltó una pizca
Balonmano

Sólo faltó una pizca

El Naturhouse borda el balonmano para apretar hasta el final al mejor equipo del mundo

PABLO ÁLVAREZ

Jueves, 4 de diciembre 2008, 11:06

Al Naturhouse no le fue suficiente, sí, pero sus hombres deben levantarse hoy y mirarse al espejo diciendo: «eres un pedazo de jugador». Porque los franjivino bordaron un partidazo de balonmano ante un grandísimo rival, al que superaron durante gran parte del encuentro, y ante el que sólo cedieron por calidad y las circunstancias. El Ciudad Real se va de Logroño con los puntos, pero también con la impresión de que, si no se exprime, es un grupo más vulnerable que antaño.

De los 60 minutos del partido, el Naturhouse hizo 45 memorables. Empezó, por ejemplo, muy bien. Colgado de un gran Gurutz Aginagalde (que se estrenó parándole dos penaltis a Olafur Stefansson) y mandado en ataque por Miguel Ángel Velasco, que ya apuntaba lo que iba a ser una gran noche, el equipo local taponó las vías al Ciudad Real, que sólo hizo 4 goles en esos quince minutos.

Mal rato

Pero para mantener el tipo ante un equipo así hay que estar muy acertado. Pero mucho: el Naturhouse siguió jugando bien y generando buenas ocasiones, pero falló unas cuanta seguidas y muy claras en 6 metros. Así, el Ciudad Real enganchó un 1-8 de parcial que se llevó el marcador desde el 6-4 hasta el 7-12.

Cuatro abajo contra el Ciudad Real, con toda la segunda pate por delante: o pasaba algo, o el partido se iría pero el sumidero. Ese «algo» pasó: el balonmano de verdad, el de los artistas. Y lo puso el Naturhouse. La defensa mantenía el tirón, y el ataque era, sencilamente, magnífico. Miguel Ángel Velasco vino a Logroño a demostrar que podía servir para esto, y si alguien sigue teniendo dudas debería hacérselo mirar. Ayer, a su habitual dirección acertada unió una eficacia en el lanzamiento abrumadora: 6 de 6. A su alrededor, el Naturhouse sobrevolaba al Ciudad Real, sin que la defensa manchega supiera cómo cubrirse. Hubo momentos de ensueño, como tres colgadas (dos goles y un penalti), o un sensacional gol de espaldas de 'Kalle' Stojanovic, de nuevo letal. Así desapareció la ventaja del Ciudad Real, y el marcador merecía la pena de ser enmarcado: 24-21 en el minuto 47.

El partido tenía, sin embargo, dos nubarrones. El primero, que el ruso Pavel Baskin, que estaba haciendo su mejor partido del año, se fue al banquillo con lo que sólo parecía un fuerte golpe, para no volver. El Naturhouse se quedaba sin extremos zurdos, e imposibilitado de llevar el ataque hacia aquella equina. sEl otro borrón del encuentro iba de naranja: Rodríguez Rogríduez y Fernández Baranda hicieron un mal arbitraje. En general cabrearon más al equipo de casa.

Ciudad Real, que había vivido gracias a Stefansson, recompuso su defensa ante un Naturhouse cada vez más previsible, y apareció Viran Morros para hacer tres seguidos y darle la vuelta. Velasco perdió un balón decisivo en su único error de la noche, y los árbitros perdonaron expulsiones claras. El Naturhouse tuvo un último balón para empatar. Pero sin suerte.

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