Borrar
Club Deportivo esquina con Pintor Rosales: la acumulación de carteles comienza a ser preocupante. /ALFREDO IGLESIAS
LOGROÑO

Ni las páginas amarillas...

La pegada de carteles y anuncios prolifera de forma incontrolada por los soportales de Club Deportivo deteriorando el entorno. «Da aspecto de sucio», se quejan los vecinos

JAVIER CAMPOS

Domingo, 16 de noviembre 2008, 13:03

Se vende piso, alquilo garaje, aprenda inglés o se dan clases a domicilio... Multitud de anuncios de particulares se muestran a ojos del viandante entre otra tanta cartelería de organismos oficiales publicitando jornadas gastronómicas, exposiciones de todo tipo y actividades para tal o cual colectivo. Ni las páginas amarillas ofrecen tanta variedad como la puesta a disposición del ciudadano en los soportales de la avenida Club Deportivo sirviéndose de papel celo y cinta adhesiva. El resultado, a fuerza de hacer de bajos y columnas de la zona sur un enorme e improvisado tablón de anuncios, salta a la vista: más que informar al vecindario lo que consigue es su cabreo. «Da aspecto de suciedad», se quejan los vecinos.

La pegada de carteles de distinto tamaño y anuncios de todo tipo prolifera desde hace años de forma incontrolada por toda la ciudad, encontrando en Club Deportivo uno de los más claros ejemplos de deterioro urbano a día de hoy. A los rollos y rollos de celo superpuesto en las columnas de los soportales se le une desde hace semanas todo un monumento a lo que ocurre con la pegada indiscriminada de cartelería y su posterior no retirada en los cerramientos de obras: cartel tras cartel, brochazo de cola tras brochazo de cola, han provocado todo un aglomerado de papel en una de las esquinas que forma la avenida con Pintor Rosales. «Lo demás me da igual, pero eso me parece una auténtica cochinada», expresa una joven vecina de la zona mientras huye a toda prisa para evitar dar su nombre.

Información desfasada... desinformación al fin y al cabo. Basta comenzar por cualquiera de los dos extremos de la galería, comercial en su mayor parte, para ir haciéndose una idea de la magnitud que comienza a alcanzar el fenómeno. «Ya no es la mala imagen que sin lugar a dudas ofrece la calle, sino que para mí, que limpio entre semana este portal, en ocasiones he tenido que quitar alguno que otro y no veas cómo cuesta despegar los celos... ¿Cómo se las arreglarán para que queden así de fijados?», comenta Mar mientras con una mano sostiene una fregona y con la otra la escoba.

Las palabras de la joven son fácilmente comprobables. Resulta relativamente sencillo apreciar en prácticamente todas y cada una de las columnas del concurrido porche el rastro que el celo y el adhesivo han ido marcando sobre la piedra blanca a lo largo del tiempo. 'Fósiles' de una situación de sobra conocida y que recuerdan a los numerosos paseantes que al Ayuntamiento, por mucho que lo dilate, le toca actuar. «Al aspecto de sucio habría que añadir la sensación de dejadez que da... y no sólo a los vecinos que lo padecen, sino a quienes, como nosotros, paseamos por la zona cada mañana», cuenta Vicenta, quien agarrada del brazo de su marido reinicia la marcha para, ya en la distancia, escucharle decir a él: «La calle está hecha un asco».

«Creo que deberían llamar la atención a quien los pone, pero ¿sabe qué? Me molestan más los papeles que reparte la policía», dice Gloria. ¿Papeles? «¡Multas! Últimamente nos avasallan», ríe mientras tira del carro de la compra.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja Ni las páginas amarillas...

Ni las páginas amarillas...