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TRIBUNA

Bolonia, según los estudiantes

Los estudiantes logroñeses exponen los argumentos que les llevan a oponerse a la aplicación del Plan Bolonia

ANTONIO IZQUIERDO CORRALES

Miércoles, 12 de noviembre 2008, 01:32

D esde estas humildes líneas, los estudiantes de Logroño vamos a hacer llegar nuestra opinión sobre el Plan Bolonia a la sociedad riojana, que va a verse afectada una vez más por todas estas medidas que últimamente llegan desde la Unión Europea. En este texto también intentaremos explicar nuestra posición al señor Manuel Medrano, director de la Alta Inspección de Educación de La Rioja.

Como bien dijo el señor Medrano en sus declaraciones del 23 de octubre, el Plan Bolonia se aprobó en el Parlamento Europeo en 1999. Lo que se le olvidó citar al señor Medrano es que antes de eso, el auténtico embrión del plan Bolonia se gestó en la Mesa Redonda de los Empresarios Europeos (ERT), donde las grandes empresas europeas tienen una importante representación. No olvidemos que la antipopular medida de las 65 horas semanales también vio la luz en esta peculiar comisión.

Una vez aprobado el Plan en el Parlamento Europeo, era el turno de su aplicación por parte de los diferentes gobiernos nacionales. Por supuesto, el Gobierno del PSOE no vaciló ni un segundo antes de ponerse manos a la obra, a pesar de ser un clarísimo ataque contra la educación pública, uno de los derechos por los cuales la clase obrera luchó durante décadas. Una vez dicho esto, repasemos lo que, objetivamente, implica el Plan Bolonia.

En primer lugar, se introduce una nueva estructura de grados y postgrados. Los grados, a diferencia de las actuales licenciaturas, van a consistir en conocimientos básicos, sin tener en cuenta la especialización, únicamente divididos en cinco grandes ramas. El problema está en que, para adquirir un conocimiento más amplio, desarrollar capacidades o aspirar a puestos de dirección y responsabilidad es necesario realizar el postgrado, que va a tener el coste de los actuales másters, lo que, evidentemente, no está al alcance de cualquiera.

Es decir, que aquellos estudiantes que consigan alcanzar el título de grado tras 3 ó 4 años de estudio seguirán siendo mano de obra barata. Es en este momento cuando llegamos al kit de la cuestión: para optar un título de postgrado que nos garantice la posibilidad de acceder a los 'buenos' trabajos, nos veremos obligados a pasar por caja con todo lo que ello implica para una familia de clase trabajadora, más aún al tener en cuenta el panorama de crisis que se nos viene encima.

En sus declaraciones, Manuel Medrano afirma que en ningún caso el EEES supone la privatización encubierta de la universidad. Pues bien, partiendo de la base tan poco ética de que las empresas ya controlan de alguna manera competencias del Estado -recordemos que la biblioteca de la UR pertenece al Banco Santander y que éste tiene una sucursal dentro de un edificio de la UR-, el Plan Bolonia supone que la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) va a filtrar los programas universitarios y va a decidir lo que se estudia y lo que no, según intereses privados, que son los que se encuentran representados en la ANECA. Aquellos estudiantes que estuvieran interesados en carreras relacionadas con Humanidades se van a ver perjudicados, porque éstas no son rentables para las empresas.

Cuando el señor Medrano afirma que con el Plan Bolonia el estudiante pasará a tener «un papel más activo», suponemos que se referirá al nuevo sistema de créditos ECTS con los que, aparte de horas lectivas, se incluyen prácticas, trabajos en grupo y estudio personal, hasta completar una jornada 'laboral' que oscila alrededor de las 8 horas. O sea, que vamos a pagar por estudiar en casa, nos vais a decir cuándo hacerlo y, lo que es peor, nos va a ser imposible compaginar trabajo y estudios. A todo esto hay que sumarle la reducción de ocio y tiempo libre correspondiente.

Para colmo, al sustituirse las becas estatales, ya de por sí insuficientes, por hipotecas bancarias especiales para estudiantes, conseguirán que al salir de la universidad estemos endeudados y con total sumisión al banco avalista.

Ahora, suponemos, señor Medrano, que volverá a tacharnos de mentirosos, y que nos volverá a recomendar que nos informemos mejor. Pues bien, ya estamos informados, y como mantenemos la firme convicción de que el Plan Bolonia atenta contra uno de los derechos fundamentales como es la educación publica, el día 13 de noviembre volveremos a salir a la calle, le guste o no le guste.

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