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JOSÉ MANUEL NIEVES
Miércoles, 1 de octubre 2008, 02:14
Hace 85 millones de años, la vega de Río Colorado, en Argentina, retumbaba seguramente bajo las pisadas de Aerosteon riocoloradensis, un formidable depredador de diez metros que guarda en sus pulmones un secreto perseguido desde hace décadas por los científicos: el origen del singular sistema respiratorio de las aves actuales.
Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de San Juan, capitaneados por el paleontólogo Paul Sereno, de la Universidad de Chicago, publica esta semana en la revista 'Plos ONE' las conclusiones de un estudio que comenzó en 1996, cuando se encontraron los primeros fósiles y fue bautizado este nuevo dinosaurio.
Su descubrimiento supone un refuerzo de la teoría que postula que las aves que hoy surcan los cielos del planeta evolucionaron a partir, precisamente, de los grandes dinosaurios carnívoros.
Más alto y más rápido
«Entre todos los animales terrestres -dijo Paul Sereno durante la presentación de su hallazgo- las aves tienen una forma única de respirar, ya que sus pulmones no se expanden». En su lugar, las aves han desarrollado, en efecto, un sistema de «fuelles», o bolsas de aire que ayudan a bombear aire al interior de los pulmones. Esa es precisamente la razón por la que las aves pueden volar mucho más alto y más rápido que otras criaturas voladoras, como por ejemplo los murciélagos que, igual que el resto de los mamíferos, expanden y contraen sus pulmones en un proceso respiratorio que resulta mucho menos eficiente.
'Aerosteon' es el representante único de un linaje de dinosaurios que sobrevivió de forma aislada en Sudamérica. Sus restos han aparecido fosilizados en rocas de hace 85 millones de años, en el Cretácico.
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