Secciones
Servicios
Destacamos
|
Viernes, 26 de septiembre 2008, 11:35
De un lunes y un martes sin apenas conciertos se pasó a un miércoles con más de seis actuaciones en apenas cuatro horas. Y hoy, como ayer, coinciden en hora las actuaciones de la Plaza del Ayuntamiento con el Parrilla Rock, que tienen el mismo público y se divide. La final del concurso Rioja Rock que organiza la academia Musicalia se celebró por fin tras su aplazamiento y lo hizo a lo grande, en el escenario que ya han ocupado Orishas, Rosendo y Dover. En general no lo hicieron nada mal ninguno de los tres finalistas, no les vino grande el escenario y hasta el juego de luces parecía creado para ellos.
Miedo Azul abrió la noche con su rock sureño, casi country. Lo hacen bien, sobresale la guitarra de un virtuoso como Carlos Onís pero, tal vez, para ganar el certamen les faltó originalidad. Tarangallo se uniformaron medio de clowns medio de drugos para desplegar un ska frenético, divertido y siempre con espíritu crítico. Funny Roman Numbers se hicieron esperar por problemas en la situación de la batería y el cableado de las guitarras, pero mereció la pena, aunque el público fue menguando tanto que dejaba calvas que fueron utilizadas por bicicletas. Con punteos muy notables, cambios de ritmo y, en definitiva, una calidad muy distante a la mayoría de los grupos riojanos se les hizo el concierto muy breve, tanto que gracias al público consiguieron un bis de una canción. La música de Funny Roman Numbers recuerda por momentos a las melodías de The Killers, a la rapidez de Muse y a la voz desgarrada de Julian Casablancas (The Strokes), y hacer eso y hacerlo con dignidad no es fácil. Por eso, a pesar de los problemas para arrancar, se llevaron el premio. Detrás, Miedo Azul y, terceros, Tarangallo.
Lo de Living Colour fue ya otra órbita, se veía venir desde el monstruoso autobús que les condujo hasta Logroño, aparcado frente a la Sala Concept. La media entrada en el bolo permitió respirar y disfrutar al público, aunque el promotor tendrá otra impresión. El funky-metal de los newyorkinos se vivió intensamente gracias a la buena acústica de la sala. El guitarrista Vernon Reid se erigió como buen heredero de Hendrix y, para quien no lo supiera, se dilucidó de dónde vienen grupos como Rage Against the Machine y maestros como John Frusciante y Tom Morello. De todos modos, el batería Will Calhoun estuvo a su mismo nivel, a pesar de que sólo se le veían los platos; igual que, por su parte, el cantante Corey Glover, que tuvo un recuerdo para The Rolling Stones (puesto que Mick Jagger fue su descubridor), dio buena muestra de una sobresaliente variedad de voces. El metal daba paso a un reggae dub rock muy digerible y que gustó a todos, incluidos raperos y rockeros que allí se dieron cita. Fue un concierto de grandes dimensiones celebrado en una sala pequeña.
Para acabar, ElCuartoVerde volvió a abrir el escenario en el Ayuntamiento con un pop-rock fresco y vitalista. Los de Odón Serón desplegaron un ramillete de temas nuevos, incluida la versión de Rosendo que preparan para el disco de homenaje de los grupos riojanos, e hicieron saltar al público, que se sabía las canciones de su maqueta. De verde pistacho tocaron y dieron cuenta de su evolución, ya que su sonido se va limpiando. Por otro lado, la voz ronca del cantante, si impostada o si víctima ya de las fiestas, quedaba fatal al grupo. Uno de los nuevos temas arrancaba con toda una sentencia a tener en cuenta: «A ver quién es el guapo que alegra este cementerio».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.