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VANESSA RUIZ
Jueves, 17 de julio 2008, 11:34
Seguro que alguna vez nos ha llamado la atención la textura y la forma de expandirse de los musgos. Al tacto resultan muy agradables ya que están compuestos de multitud de finas hojitas que les confieren un aspecto esponjoso y muy agradable. En algunos bosques, los musgos, conocidos científicamente con el nombre de briófitos (grupo en el que también están las hepáticas y antocerotas), lo cubren todo, el suelo boscoso, piedras, arroyos de montaña, cortezas de árboles, excrementos, paredes rocosas. En un paseo por el bosque, allá donde miremos, seguro que vemos alguna tipo de formación musgosa.
El Centro de Interpretación de la Naturaleza del Parque Natural Sierra de Cebollera acogió recientemente una jornada dedicada a los briófitos que fue conducida por el Javier Martínez Abaigar, biólogo y profesor titular de Botánica y Fisiología vegetal de la Universidad de La Rioja. Abrigar investiga desde hace años la ecología y ecofisiología de plantas, en especial de briófitos y ha publicado numerosos artículos y libros sobre el tema.
A pesar de que la temática de la jornada era muy concreta y especializada se apuntó un nutrido grupo de personas ávidas por conocer los secretos de estas curiosas plantas utilizadas en nuestros hogares en épocas navideñas para decorar los belenes.
Varios tipos
Contrariamente a lo que podamos pensar, no existe un solo tipo de musgo, en La Rioja podemos encontrara hasta 300 especies catalogadas de las 1.000 existentes en España y los más de 15.000 que habitan en el mundo. A simple vista, todos los musgos parecen iguales, pero en cualquiera de nuestras salidas al monte fijémonos con detenimiento y veremos que los hay con diminutas hojitas, en forma de estrella, otros presentan pequeñas cápsula, si nos ayudamos de una lupa disfrutaremos de un visión única de estos vegetales. La parte más llamativa de los musgos es de color verde gracias ala clorofila y se encarga de cumplir las funciones vegetativas de la planta.
Las peculiares características de los briófitos les permiten colonizar ambientes casi prohibidos para otros organismos por lo que los vemos en rocas desnudas, suelos de bosque donde apenas penetra la luz o profundidades de lagos. Como señala el profesor Martínez Abaigar en un artículo «son plantas masoquistas que viven en el límite de lo soportable». Tanto es así que los musgos y restos de briófitos, toleran el frío y el calor extremos y pueden 'resucitar' después de haber estado completamente secos durante años.
A lo largo de la historia, incluso en la actualidad, el ser humano ha hecho uso de los musgos: la turba, por ejemplo, está formada por partes muertas de ciertos musgos, también se utiliza para el secado de la malta (usada la elaboración del whisky), como material de construcción y una función importante en nuestros días, son bioindicadores de la contaminación.
En la Naturaleza, los musgos cumplen importantes funciones ecológicas: sirven de alimento y refugio a ciertos animales, son sumideros de CO2, frenan la erosión de los suelos (son las primeras plantas en crecer tras un incendio), posibilitan la germinación de semillas, almacenan agua y nutrientes para los bosques, etc. Si pensamos en todas sus cualidades seguro que nos replanteamos el cogerlo para decorar nuestros nacimientos navideños.
MAS INFORMACIÓN
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www.unirioja.es/ecophys wwwuam.es/informacion/asociaciones/SEB
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