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E. SÁENZ
Jueves, 19 de junio 2008, 14:11
Veinticinco años después de su victoria en las urnas y la elección como presidente de La Rioja, José María de Miguel vuelve a la arena pública. Las diferencias de criterio con el aparato del PSOE le llevaron desde entonces a un ostracismo voluntario que rompe ahora por, según confiesa, el mismo afán de reactivar un partido «que no gana desde 1991». Su ilusión tiene fecha (el congreso regional del 12 y 13 de julio) y nombre propio (Santiago Sufrategui).
-¿Qué recuerdos guarda de aquel triunfo electoral y de su etapa como presidente autonómico?
-Son muchos y todos emocionantes, porque aquella fue una circunstancia muy especial que me llevó a asumir unas responsabilidades que jamás hubiera imaginado. El triunfo nos permitió abordar un proceso autonómico que estaba muy atascado como consecuencia de la crisis de los partidos y crear una Administración y unas estructuras de las que no había precedentes. Fue un momento de vorágine y urgencias en el que, sin embargo, aplicamos mucha prudencia gracias al voluntarismo de todos.
-A diferencia de otros ex presidentes, usted rechazó luego cualquier protagonismo. ¿Por qué ese segundo plano tan prolongado?
-Decidí no presentarme para dedicarme a la familia y montar mi nueva actividad profesional. Luego estuve participando en el partido de forma activa en una posición crítica que llevamos a los congresos de 1991 y de 1994. En vista de que no logramos nuestro objetivo de abrir el PSOE e iniciar un periodo de reflexión, a lo que se sumaron algunas malas artes que me disgustaron profundamente, me retiré. En el 2000, cuando se produjo el relevo de Ángel Martínez, optamos por dar un paso atrás y dejar hacer al nuevo secretario general.
-¿Y por qué dejarse oír ahora en vísperas del congreso regional?
-Sobre todo porque hay una persona como Santiago Sufrategui que ha levantado bandera, que no se resigna a la situación actual y que ha hecho en público y en privado un análisis del partido que yo comparto. El PSOE de La Rioja lleva desde 1991 sin ganar unas elecciones, pero no puede resignarse e interiorizar esa derrota. ¿Qué ocurre? Basta con salir a la calle, abrir los oídos y escuchar a la militancia. El liderazgo interno de la Ejecutiva es muy fuerte pero inversamente proporcional al liderazgo social.
-Hay quien piensa que sociológicamente La Rioja es de derechas.
-Y también se echa la culpa a lo que diga Diario LA RIOJA. Eso sólo son lugares comunes. Me niego a aceptarlo. Yo fui testigo privilegiado de cómo ganó el PSOE en esta comunidad con mayoría absoluta, con peores candidatos porque éramos más jóvenes e inexpertos, y con menos partido. Lo primero que hay que hacer es fijar un discurso regional propio y decidir qué persona debe liderarlo, para lo cual el congreso es una oportunidad magnífica.
-¿Por qué debería ser Santiago Sufrategui esa persona?
-Primero, ha demostrado luchar contra la resignación. Además ha sido capaz de trasladar con total trasparencia lo que quiere hacer e, incluso, aglutinar a muchos que estábamos dispersos e incluso en el pasado mantuvimos serias diferencias. Santiago tiene carisma, preparación, temple y una cosa que me gusta mucho: una vida ya hecha que le concede distancia sobre la rutina política.
-¿Quiere decir que todo eso es de lo que carece Martínez Aldama?
-Aldama es responsable de un determinado tipo de gestión de partido, cuya estructura interna está llena de profesionales de la política. Un modelo, como pasa también en el PP, funcionarial y clientelista. La forma de trabajar de Aldama en la Ejecutiva regional ha reproducido todos los defectos que arrastró Ángel Martínez en su última etapa.
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