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C. SOMALO
Miércoles, 7 de mayo 2008, 12:38
El monasterio de San Millán es una caja de sorpresas. Nunca jamás, anteriormente, se habían realizado obras de este calado para la restauración y recuperación de un lugar tan emblemático. La declaración de los mismos como Patrimonio de la Humanidad ha sido un paso decisivo para cambiar la perspectiva de una tierra con nombre de vino que, además, se asoma al mundo de la cultura y del arte y de la construcción del estado a través de la ciencia, la investigación y la lengua.
La Historia la escriben los pueblos y no la cuentan ni la manipulan los hechos políticos. Por eso San Millán, las excavaciones, según Javier Garrido, director del trabajo arqueológico, resalta la importancia del hallazgo del ábside románico de la antigua iglesia románica, de la que «se conocía su existencia, pero apenas había documentación bibliográfica». Tampoco nadie sabía tan siquiera dónde se encontraba, aunque los restos han aparecido, junto a tumbas superpuestas sobre sus ruinas y de siglos posteriores, en el ala derecha de la iglesia del actual monasterio.
No ha sido el único hallazgo considerable que puede terminar reescribiendo toda la historia del monasterio. También han aparecido tumbas (cinco) de una necrópolis del siglo XI en la capilla de La Reliquia y «aparecerán bastantes más». Y, además, una estructura cuadrada, de torre, que nadie sabe, por el momento, si pertenece a la iglesia o a una fortaleza y que parece ser posterior al siglo XIV. O un Cristo renacentista y de alabastro, fuera de lugar, es decir, de su contexto, de unos veinte centímetros con todo el torso y parte de las piernas.
El presidente riojano, Pedro Sanz, pedía ayer una reconsideración de las obras para su excavación completa y exposición pública. Visitaba las obras junto al presidente de Fundación Caja Madrid, Rafael Spottorno, patrocinador de los talleres didácticos sobre la restauración y por los que pasarán más de 1.600 escolares, y de los propios trabajos, así como con Juan Ángel Nieto, prior del monasterio que regentan los Agustinos.
Los trabajos de restauración de la iglesia de la Asunción del monasterio de San Millán no han hecho sino comenzar en elementos visibles. Bajo sus cimientos, sin embargo, hay otra historia que va a cambiar, según se desarrollan las obras, los propios fundamentos escritos que nos han legado hasta la fecha. Hoy, nadie, ninguno quiere perderse la posibilidad de redescubrirlos y que vuelvan a esconderse.
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