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N. ALONSO |
Domingo, 4 de mayo 2008, 01:18
El comienzo del partido marcó todo el encuentro. El Naturhouse se mostraba poco convencido en el lanzamiento y, en cambio, el saber hacer del Portland imprimía todo el juego en ataque. Ni de lejos ni de cerca entraban los tiros riojanos. Por el contrario, el equipo navarro pronto empezó a sacar ventaja a los locales, sin que estos pudieran acercarse en el marcador. Incluso el primer penalti que lanzó Havard Tvedten acabó en error.
No pintaban bien las cosas durante la primera mitad, y así se mantuvieron hasta el descanso, periodo al que el Naturhouse se fue cinco goles por debajo de los navarros. Lo peor, además, no era el resultado sino el juego, que no alcanzaba a encontrar con facilidad la portería, algo que ya ha venido sucediendo en los últimos partidos. Seguramente esta circunstancia tenga algo que ver con la consecución de la permanencia varias jornadas atrás.
Tras el descanso, el Naturhouse salió más incisivo, pero con la misma fortuna en el lanzamiento, sobre todo en el exterior. Sin embargo, se notaba que Jota había pedido más implicación a sus jugadores durante el parón porque los franjivino fueron acercándose en el marcador a un Portland bastante decepcionante.
Tres penaltis consecutivos transformados por Havard y la inestimable colaboración de Jon Belaustegui y de Alberto Aguirrezabalaga lograron que a falta de cinco minutos del final del partido los de Jota González se pusieran a sólo un tanto de los navarros.
Dicen que la veteranía es un grado, y de eso el Portland puede presumir y mucho. Por eso, cuando el marcador rezaba 30-31 a falta de un minuto, el Naturhouse lo intentó, pero un rápido contraataque navarro, sumado a un tiempo muerto solicitado por el técnico del Portland y a una inteligente falta provocada por los navarros, hizo que no se llegara a consumar el empate local.
Así, el Naturhouse se despide del Palacio por esta temporada. Y con él, algunos de los jugadores más queridos de la afición. Por eso, cuando finalizó el partido, que no tenía mayor trascendencia deportiva que contemplar al Portland, uno de los grandes de nuestro balonmano, el público logroñés trasladó su ánimo a los jugadores. Especial atención recibió Havard Tvedten, al que durante todo el encuentro se aplaudió en cada entrada al campo, ya que fue el más aclamado.
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