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DAVID. Un «regalito» de sus amigos para los últimos momentos de soltería. / DESPEDIDASSOLTEROS.ES
El último cartucho, en Logroño
LOGROÑO

El último cartucho, en Logroño

Logroño, convertida en epicentro de las despedidas de soltero, recibe cada fin de semana a numerosos grupos que han hecho florecer un nuevo sector con negocios como karts, paintball o capeas

M. SCHMITT

Domingo, 20 de abril 2008, 12:57

Logroño está de moda. Por lo menos, como destino de despedidas de soltero. Raro es no encontrarse los fines de semana con numerosos grupos descontrolados, vestidos ridículamente, haciendo de las suyas por la calle Laurel o por las zonas de marcha de la ciudad, ya a altas horas de la madrugada. Tal es el encanto que provoca la capital riojana a los futuros maridos y esposas, que desde hace cinco años se han ido creando negocios paralelos, como los karts, alquiler de quads o locales de paintball.

¿Un ejemplo? Valga el del pasado fin de semana. En un recorrido por la calle Laurel, entre las 21.30 y las 22.15, Diario LA RIOJA se encontró con una decena de grupos celebrando despedidas, que pueden llegar a la veintena. Desde Vera de Bidasoa (Navarra) llegó un grupo de 12 chicas a celebrar la despedida de Nagore, una veinteañera que iba disfrazada con un traje de neopreno y que se casará el 31 de mayo. Según explicó la novia, eligieron Logroño como destino porque habían escuchado que había «muy buena marcha y mogollón de despedidas».

Pero la llegada a la capital riojana no fue fácil para la futura esposa. Sus amigas la pasaron a buscar a las 7 de la mañana y en Pamplona la encerraron en un baño con el billete de autobús. «Me tuve que venir sola hasta aquí», decía la joven. Todas iban a hacer noche en un hostal logroñés.

Trece eran las personas de Bilbao, Madrid y la localidad burgalesa de Quintana Martín Galíndez que celebraban la despedida de Bea, que iba coquetamente disfrazada de médico y que se cruzó en el camino con Rodrigo, otro novio que celebraba su despedida junto a sus once amigos de la cuadrilla de San Adrián, Navarra, vestido con un monísimo tutú de color rosa. «Han elegido Logroño como destino porque aquí hay buen vino, buenas tapas y muy buen rollo», señalaba Bea, quien contraerá enlace el 17 de mayo.

A pocos metros de allí, frente al Ángel, compartían un champiñón otros dos novios, ataviados en sendos trajes de cavernícolas. Mar, oriunda de Barcelona, y el zaragozano Diego bailaban con Nati, una muñeca hinchable que ya había sufrido los primeros avatares de la noche. «Aquí se come muy bien y se bebe mejor», señalaba el aragonés, que será marido a partir del 3 de mayo. Ambos novios disfrutaron de una jornada de karts y una capea en Villamediana.

Pero los más ruidosos de la noche fueron un grupo llegado de Beasáin (Guipúzcoa), quienes no tuvieron mejor idea que celebrar la despedida de soltero de Xabi, con un bañador femenino color rojo furia, colocando su propia barra en medio de la calle Laurel, frente al Pali. De esta manera, quisieron celebrar el adiós de la soltería de su amigo, que tenía previsto casarse ayer, regalando a los viandantes chupitos de Pacharán. «Hemos traído la barra en una furgoneta», señalaba uno de los colegas del novio, quienes se quedaron a dormir unas pocas horas en un hostal. Como actividades complementarias, optaron por unas vueltas en los karts y una visita a bodegas Olarra. Minutos después, un peculiar encierro de sanfermines irrumpió por la Laurel: era un numeroso grupo de mozos navarros persiguiendo, periódicos en mano, a un toro, supuestamente el novio. La noche no había hecho más que empezar.

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