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C. SOMALO
Miércoles, 2 de abril 2008, 12:56
Lleva muchos años en La Rioja, desde 1966. Sin embargo, no ha perdido su acento canario (Vallesco. Gran Canaria, 1941). Félix Reyes ha terminado asentado en nuestra tierra y figura hoy como un artista que no es un mero escultor y al que le gustan las figuras femeninas, los conjuntos y las historias hasta conseguir que una de sus obras, Conversación, termine exponiéndose en el Museo Würth de Agoncillo.
El Museo inauguró ayer una obra de Reyes en uno de los patios exteriores. Mujeres, tres, una historia, más tradición que vanguardia pero con un estilo figurativo que tiene señas de identidad propias para que los responsables del Museo de Agoncillo consideren que merece la pena colocar su obra, la de un riojano de adopción y en bronce que es un puente con agua y pasarelas en uno de los exteriores.
Juan Ramírez, responsable de la empresa Würth en España, contaba la historia de un encuentro en Ezcaray cuando recorrían el Camino de Santiago y hacían un alto gastronómico en el Echaurren en el Camino. Parada y fonda y un boceto en el taller de Félix Reyes. Y a partir de ahí, la obra, desarrollando una historia.
El autor canario ha terminado colocando en uno de los patios colaterales una obra con historia. Dice Félix Reyes que le gustan las figuras femeninas y sus historias de conjunto, que es, en definitiva, lo que ha terminado trasladando al bronce.
La escultura de Félix Reyes instalada desde ayer en el Museo Würth de Agoncillo tiene un título sugerente: Conversación. No es sino una historia de un escultor que refleja historias de la memoria de sus recuerdos. Y aquí, en el plano, aparecen tres figuras femeninas realizadas en bronce. Dos, sentadas. Una, atendiendo las explicaciones de una tercera de pie y a tamaño natural que emigró a la ciudad y cuenta las supuestas bondades de la vida urbanita y otra como ausente, que parece ignorar todos los mensajes.
Tiempos y memoria de otros años en los que la emigración del campo a la ciudad no se limitaba a las poblaciones canarias sino a todo el conjunto del país.
Félix Reyes reconocía que le gustan las figuras femeninas y los conjuntos, lo que termina impregnar toda su obra, en la que ha trabajado con toda suerte de materiales (piedra, madera y metal) hasta terminar con el bronce como un elemento natural de la inmensa mayoría de sus trabajos para el exterior.
La obra de Reyes, como afirmó Juan Ramírez, es un puente entre el clasicismo y diferentes formas pero con una historia que es universal. Es la primera de un autor vinculado directamente a La Rioja, pero, como anunció Ramírez, no será la última de artistas locales que figurará en el Museo.
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