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Dermatología y psiquiatría
SOCIEDAD

Dermatología y psiquiatría

El psiquismo y la piel tienen entre sí vínculos que se manifiestan de forma diversa

MIGUEL AIZPÚN PONZÁN

Martes, 25 de marzo 2008, 01:03

Enfermedades de la piel como el acné, la alopecia, la psoriasis, el vitiligo, etc., causan en los pacientes que las padecen un fuerte impacto psicológico. Esto es ya un nexo importante de la relación entre la psiquiatría y la dermatología. Otro nexo importante que relaciona ambas especialidades es que muchas patologías dermatológicas son susceptibles de provocar empeoramiento o desencadenar nuevos brotes, como consecuencia de factores psíquicos, como estrés, ansiedad o depresión. Hay también cuadros dermatológicos, como por ejemplo la dermatitis atópica o la urticaria, en las que el prurito juega un papel importante y nadie duda que dicho síntoma se ve muy influido por factores psicológicos.

La Academia Española de Dermatología, consciente de la relación entre ambas especialidades médicas creó, hace años, un grupo conjunto de trabajo y colaboración con sus periódicas reuniones. Los dermatólogos riojanos hemos tenido y tenemos la suerte de contar con unos excelentes compañeros psiquiatras que hacen fácil la relación entre ambas especialidades. Diversos trabajos han comprobado una alta prevalencia de trastornos psiquiátricos entre los pacientes dermatológicos, especialmente ansiedad y depresión. Es lógico que un paciente por ejemplo, con un picor intenso por su proceso de piel desencadene un cuadro de ansiedad. No es posible separar la enfermedad física de la mental. La fisiopatología de muchos procesos está obligada a considerar aspectos psicológicos para su comprensión. Por otra parte, el carácter crónico de algunas enfermedades y esto en la dermatología tenemos buena prueba, provoca la participación de la mente, implicándose ésta en las manifestaciones y evolución del proceso patológico.

Es muy importante escuchar al enfermo, y debemos evitar tanto la actitud de considerar sólo la lesión de la piel para efectuar el diagnóstico y proceder a un tratamiento (aunque el ojo experimentado del dermatólogo es clave), como contemplar el proceso dermatológico como algo exclusivamente psicológico, y culpar de todo a los 'nervios' como ahora está tan de moda.

Las consecuencias psicológicas de determinadas patologías dermatológicas varían en función de diferentes parámetros: localización, grado de afectación, edad del paciente, etc. Así, en los niños, un proceso dermatológico en una zona visible le va a afectar porque puede generar burlas de sus compañeros de colegio.

Durante la adolescencia, la enfermedad más frecuente, el acné, causa un fuerte impacto psicológico, sobre todo según el grado de afectación y personalidad del joven. Es frecuente ver casos de afectación en los estudios, en las relaciones personales y sociales, aislamiento, ansiedad y depresión.

Arrugas y depresión

En la edad adulta, por ejemplo, la psoriasis vemos cómo causa a los pacientes una baja autoestima y numerosos casos de depresión. Vemos cómo algunos no quieren exponerse al sol, en playas y piscinas, a pesar del efecto beneficioso del sol, por no ser vistos por otras personas. Y en estos últimos años, en esta sociedad de la imagen, estamos viendo cada vez mas pacientes que acuden a nuestra consulta para tratamiento de sus arrugas que generan cuadros depresivos, porque no aceptan el envejecimiento de su piel. Piensan además que la belleza de su piel se va a alcanzar con dinero, que no se aceptan como son. También, aquí es fundamental la colaboración con la psicología y la psiquiatría.

La apariencia física y la salud mental están muy relacionadas. El psiquismo y la piel tienen entre sí vínculos que se manifiestan de forma diversa. La piel y el sistema nervioso tienen un origen embriológico común. A través de la piel percibimos el mundo y, a su vez, somos percibidos por ella. La piel es un órgano vital en la vida de relación. Expresa, descubre sentimientos, emociones, a través de un rubor (eritema), de un picor (prurito), del exceso de sudor (hiperhidrosis), etc.

Hay que escuchar y observar a nuestra piel: la piel es un órgano fundamental en la vida de relación, y ofrece a través de su 'lenguaje' información sobre la persona. Los puntos de conexión entre dermatología y psiquiatría se conocen desde antiguo. El primer caso documentado de enfermedad psicocutánea podemos situarlo en el año 1200 a.C., cuando el médico del príncipe de Persia pensó que la psoriasis de su paciente era causada por la ansiedad que al joven le producía tener que heredar el trono. Platón alentaba a los médicos a reconocer la relación entre cuerpo y alma: «Este es el gran error de nuestros tiempos... Los médicos ven el cuerpo separado del alma». Hipócrates (460-370 a.C.) señalaba que los estados emocionales podían influenciar en las reacciones corporales (el miedo producía sudoración).

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