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E. SÁENZ
Martes, 11 de diciembre 2007, 01:36
'Logroño Sin Barreras' da a conocer estos días en colaboración con la Universidad de La Rioja, el Ayuntamiento de Logroño y la Fundación Barclays la situación, necesidades y retos de los discapacitados físicos riojanos. «Falta mucho camino por recorrer», advierte la presidenta de la asociación.
- ¿Conoce suficientemente la sociedad la realidad de su colectivo?
- No. Y es grave teniendo en cuenta que la asociación agrupa a 17.000 personas, 9.400 de ellas en Logroño. De ahí la importancia de estas jornadas que se encuadran en la campaña 'Accesibilidad se escribe con Ñ' y que incluye otros muchos proyectos de divulgación e información.
- ¿Qué barreras resultan más difíciles de salvar: las mentales de la sociedad o las físicas del entorno?
- Desde luego, las sociales. Aunque aún queda mucho por recorrer a nivel de barreras arquitectónicas y continuamos haciendo esfuerzos en este sentido, lo que más cuesta es cambiar la mentalidad de mucha gente.
- ¿Por qué cuesta tanto a la sociedad aceptar a este colectivo?
- Sobre todo porque hemos sido invisibles durante mucho tiempo. Las propias barreras arquitectónicas hacían que muchos discapacitados no tuvieran oportunidad de salir a la calle, mezclarse con su entorno. Ahora que esa fase está superándose, nos damos cuenta de que a la sociedad le cuesta aún aceptar esa igualdad universal que reclamamos.
- ¿Cómo se debe actuar con los discapacitados?
- Con normalidad. No hay que confundir sensibilidad hacia los discapacitados con compasión. De hecho, estas jornadas tienen como objetivo que la gente nos conozca tal y como somos.
- ¿Y cómo son ustedes?
- Personas igual de válidas que el resto. Gente que en alguna faceta de nuestra vida necesitamos alguna cosa especial, pero nada más ni menos que otros.
- ¿Es el ámbito laboral donde más se marcan las posibles diferencias?
- Sí. El colectivo no estaba por lo general bien preparado académicamente porque, como le decía, las propias barreras arquitectónicas impedían acudir a la universidad u otros centros de formación. La situación ha cambiado, y ahora las empresas incluso nos reclaman porque saben, además, que tienen una serie de beneficios económicos y podemos desempeñar una labor igual que otra persona simplemente con unas leves reformas en función del puesto de trabajo.
- En este contexto, ¿cómo observa la Ley de Dependencia?
- Será un punto y aparte. La posibilidad de una atención individualizada, ajustada a necesidades específicas. Necesitará un tiempo de rodaje, pero confiamos en que solvente muchos problemas.
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