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A. CÁRDENAS
Jueves, 15 de noviembre 2007, 09:49
El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, negó ayer en el juicio que se sigue contra él que amenazara al sacerdote Francisco Javier Martínez Medina, a quien destituyó como canónigo archivero y conservador de patrimonio de la catedral. El prelado también retiró al querellante de la cátedra en la Facultad de Teología y le suspendió 'ad divinis', lo que le impide ejercer como clérigo. En la vista, el arzobispo defendió su libertad de actuación como responsable de la diócesis y señaló que actuó contra el sacerdote porque había perdido su confianza en él.
La historia que ha sentado por primera vez a un arzobispo en el banquillo de los acusados comienza cuando el canónigo Francisco Javier Martínez Medina, que curiosamente tiene el mismo nombre y primer apellido que el del arzobispo, se le encarga que haga un libro sobre la catedral, obra que patrocinaba CajaSur. Por entonces estaba a cargo de la diócesis de Granada Antonio Cañizares. Al entrar a presidir la diócesis Francisco Javier Martínez, paralizó la edición de ese libro.
Debido al enfrentamiento que tuvo con el sacerdote querellante y encargado de coordinar la edición, también suspendió a éste de la cátedra de Teología. El sacerdote entró entonces en una depresión y acudió a los tribunales, al tiempo que acusó al arzobispo de injurias, calumnias, acoso laboral, lesiones y coacciones, además de haberlo humillado y vejado. El canónigo consideraba que el arzobispo había actuado en represalia contra él por el duro enfrentamiento que el prelado mantenía con la entidad que financiaba el libro.
El prelado justificó ante el titular del Juzgado de lo Penal número 5 de Granada, Miguel Ángel Torres -famoso porque instruyó el sumario del 'caso Malaya'-, la destitución del sacerdote y su retirada de la cátedra de la Facultad de Teología. Según el obispo, todos las decisiones fueron fruto de una «pérdida de confianza». El prelado señaló que los obispos son «perfectamente libres en las decisiones que toman en sus diócesis», por lo que no tenía que dar «explicaciones».
También dijo que es falso que tenga mala relación con Cajasur y que paralizó el libro porque creyó conveniente dedicar los bienes de la Iglesia a otra cosa diferente y no al libro que se había encargado.
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