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C. CALVAR
Sábado, 27 de octubre 2007, 02:46
El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, se reunirá este lunes en Washington con la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, en un encuentro que tiene como objetivo oficial preparar la cumbre de la OSCE, que se celebrará los días 29 y 30 de noviembre en Madrid. Será la primera reunión bilateral entre ambos jefes diplomáticos desde la visita de unas horas que Rice realizó a Madrid en junio pasado, en la que expresó en público su malestar por el diálogo con el Gobierno de Cuba iniciado por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.
Ese diálogo entre Madrid y La Habana, que tuvo su cénit con la visita de Miguel Ángel Moratinos en abril a La Habana, podría convertirse ahora en el principal escollo en el camino hacia la normalización total de las relaciones entre los gobiernos de España y Estados Unidos, toda vez que el presidente norteamericano, George W. Bush, rechazó el pasado miércoles cualquier tipo de interlocución con las autoridades cubanas.
En un discurso ante los embajadores extranjeros, Bush elogió a los países europeos partidarios de la 'línea dura' frente al castrismo y, sin citar a España, despreció a los que dialogan con el régimen en lugar de potenciar la relación con los disidentes, a quienes considera «los líderes de mañana». El ministro cubano de Exteriores, Felipe Pérez Roque, con quien Moratinos se reunirá en Santiago de Chile dentro de dos semanas en el marco de la Conferencia Iberoamericana, consideró esas palabras una invitación al «uso de la fuerza para derrocar la Revolución».
El jefe de la diplomacia española explicó que irá a Washington «principalmente para tratar cuestiones de la futura conferencia ministerial de la OSCE». No obstante, ni él ni su equipo descartan que Rice plantee otras, entre ellas sus diferencias en torno al método elegido para afrontar la transición en Cuba, que consideran iniciada desde la desaparición de Fidel Castro de la vida pública y la cesión del poder a su hermano Raúl. Moratinos señaló en rueda de prensa que «con ocasión de la visita saldrán otros temas» y admitió que «no excluyo que salga el tema cubano».
Desacuerdo
Las palabras de Bush tampoco sentaron bien en el Ministerio de Exteriores. Fuentes diplomáticas expresaron su desacuerdo con este endurecimiento de la política de Estados Unidos hacia la isla, que creen que sólo servirá para radicalizar aún más a los elementos del régimen menos partidarios de la apertura y de las reformas políticas. Frente a esa intransigencia, España aboga por fomentar el cambio en Cuba sin sobresaltos, e implicar en la transición a todas las partes, incluidas las autoridades y los defensores del régimen.
Moratinos trató ayer de restar importancia a las diferencias y explicó que el pasado miércoles, el día en que Bush hizo se discurso, habló por teléfono con Rice, quien «no hizo referencias» al tema. Aún así, resaltó que los dos países «tenemos enfoques diferentes» en sus respectivas políticas. En ese sentido, defendió los «frutos» de su diálogo con el Gobierno cubano, que propició la salida de las prisiones del régimen de varios presos políticos.
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