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PABLO ÁLVAREZ
Domingo, 23 de septiembre 2007, 13:29
Frenazo, decepción y vuelta a la realidad. El Naturhouse La Rioja mostró ayer en el Palacio lo que es: un equipo al que le faltan muchas horas de vuelo para ser alguien en esta liga. Algeciras llegó, jugó mejor y se llevó los puntos, demostrando de paso que lo de Ciudad Real fue un espejismo. Agradable, pero engañoso.
El sistema de Jota es eso, un sistema: para que funcione, todas las piezas han de hacer lo suyo. Cuando una de ellas falla, el castillo se cae. Eso vino a pasar ayer: cuando el partido se puso peludo y llegó la hora de no fallar, el equipo se convirtió en una escopeta de feria. Casi todos pifiaron, y la cosa se fue al garete.
Y eso que la primera parte había sido esperanzadora. El Naturhouse se plantó en el Palacio con un juego de conjunto apreciable; el ataque estaba un poco atascado, pero teniendo en cuenta que enfrente estaba la defensa más alta -y más pegona- de la liga, las cosas no iban demasiado mal. El juego se repartía: para el descanso, 10 de los 12 jugadores de campo habían marcado. En defensa, Algeciras no encontraba huecos. Daba la impresión de que cuando los franjivino dejaran de tirar al poste (seis en la primera mitad) el hueco se abriría.
Tres minutos tontos
Pero qué va: el 13-10 del marcador en el minuto 26 dio paso a tres minutos muy tontos: Pepe hizo una mala elección de tiro, Parra tiró una contra al poste y, para más coña, Aguirrezabalaga metió un gol en propia puerta cuando intentaba cortar un pase largo de Tsilimparis en el último segundo. Total, empate al descanso.
Pareció como si esos minutos se acusaran tras el parón. Algeciras siguió pegando en defensa -acabaría con dos expulsados y 8 exclusiones de dos minutos- pero el Naturhouse apenas aprovechaba las superioridades. El partido se convirtió en un intercambio de golpes y empates, en el que quien menos fallara se iba a llevar el partido.
Ése fue Algeciras. Conjugando una defensa enorme con un ataque rapidísimo y muy inteligente, los de Franch abrieron hueco en el marcador desde el minuto 10. El parcial de 0-4 llevó a los andaluces hasta el 19-22.
El Naturhouse no atacaba, ni podía defender sobre todo a Nadoveza, crucial al final. Sólo Gurutz Aginagalde mantuvo relativamente vivos a los suyos, con tres paradas casi seguidas.
Y en ataque, las cosas caminaban hacia el naufragio. Oneto falló dos en 6 metros ante Stojinovic, y Belaustegi siguió probando la dureza de los palos del Palacio. Algeciras supo cerrar la conexión con el pivote, y parecía que nadie podía hacer nada más.
Excepto Julio Fis. El cubano había estado en la primera parte, pero sin que se notara mucho. Pero en el minuto 20 de la segunda decidió irse a por el partido: se acabó el sistema, balones a Fis. Cuatro obuses seguidos en tres minutos que los porteros ni vieron pasar pusieron a los locales en juego de nuevo. Un poco más de defensa hubiera bastado, pero no era el día.
Aún así, el final tuvo tela. El gigantesco Borja se fue a la caseta por la tercera exclusión, Gurutz hizo un par de paradones, Fis metió otra. Pero siguió la desgracia: Mojsovski resbaló en un ataque para empatar a falta de 50 segundos. La siguiente defensa fue buena, se robó el balón, pero la salida fue lamentable: dio tiempo a que Montávez parara la contra y se ganara una roja directa.
Al final, Fis tuvo un lanzamiento fuera de tiempo, y casi consigue lo imposible haciendo pasar el balón bajo la barrera algecireña. Pero Stojinovic hizo un paradón, y Algeciras se llevó una victoria muy justa. Al Naturhouse le queda mucho trabajo.
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